Las Constituciones
Synodales del Obispado de Osma, hechas por el obispo Sebastián Pérez de
Aguilar, publicadas en El Burgo de Osma en 1586, dedican uno de sus
artículos al diezmo del azafrán. PRIVATE Allí se lee: Ordenamos, que
qualquier que cogiere açafran, pague el diezmo del, pagando de diez vno:
pero donde vuiere costumbre de pagar de vna libra de açafran de diez seys
onzas, una onza por razon de lo adereçar y dar adobado, que valga la tal
costumbre y se guarde assí: y mandamos, que el dicho açafran no se pueda
desmar en flor, sino que se diesme adereçado y cebado, según esta dicho.
Otra referencia
documental sobre el azafrán en la provincia de Soria se remonta al 17 de
marzo de 1611, cuando las Actas Capitulares de la Catedral de Osma
nos informan que, en la reunión del Cabildo celebrada ese día, se acordó
cobrar el diezmo de ese producto en Las Vicarías, Serón de Nágima y
Monteagudo. Datos, éstos, que viene a confirmar Loperráez cuando asegura que
en los lugares del arciprestazgo de Gómara, conocidos como Las Vicarías,
se coge vino, azafrán, garbanzo, cáñamo, y mucha aluvia.
Por el Catastro del
marqués de la Ensenada, que en la zona de Monteagudo de las Vicarías se
realizó entre los años 1752-1753, conocemos de la existencia de plantación
de azafrán en Cañamaque, Fuentelmonge, Torlengua y Valtueña, lugares, todos
ellos, del señorío de Ventura Osorio de Moscoso y Fernández de Córdoba y de
María de la Concepción Guzmán de Guevara y Fernández de Córdoba, su esposa,
duques de Sessa, marqueses de Astorga, Almazán y Poza y condes de Altamira y
de Monteagudo.
En Cañamaque cada yugada
de azafrán, de única calidad, producía dos libras y medida y la primicia que
se pagaba era de cada veinte medias una. En Fuentelmonge producía once onzas
y media, cobrando el de Altamira once arienzos. En Torlengua, libra y media
y de primicia de cada veinte medias una. En Valtueña dos libras y media y
doscientos treinta y seis arienzos de primicia.
También se producía, si
bien en menor cantidad, en Marazobel, uno de los cuatro Lugares de la
Recompensa. El diezmo de su parroquia se regulaba, por un quinquenio y en el
tema que nos atañe, en ocho onzas de azafrán. Y entre los derechos del
señorío que percibía el duque de Medinaceli se cuentan catorce corderos y
una onza y arienzo y medio de azafrán. La onza se vendía a cuatro rs. frente
a los quince y medio que costaba una fanega de trigo.
Pero los honores y
glorias para el azafranal más famoso de la provincia se los llevó el de
Valtueña, lugar de la comunidad de villa y tierra de Serón de Nágima que
contaba, en 1752, con sesenta y nueve vecinos.
El azafrán de la
localidad fue galardonado en la Exposición Universal celebrada en París el
año 1900. Así lo dice el diploma acreditativo del galardón: RÉPVBLIQVE
FRANÇAISE. Ministere de Commerce de L'Industrie et de Telegraphes.
EXPOSITION UNIVERSELLE DE 1900. Le Gury International des Recompenses
decerne un diplome de MÉDAILLE D'ARGENT à la Municipalité de Valtueña. Y en
la medalla, en una de sus caras, junto a la representación del descubridor
de América y otro de sus compañeros de expedición se lee: CRISTOPHER
COLVMBVS OCT - XIII MCCCC. En la otra: EXPOSITION UNIVERSELLE INTERNATIONALE
1900. Además una cartela dice: MUNICIPALITÉ DE VALTUEÑA.
La calidad del producto
se reconoció, también, en la Exposición Universal de Columbia, de los años
1902-1903. En la medalla, junto a la imagen de Colón y un compañero de
descubrimiento, se escribe: CRISTOPHER COLVMBVS OCT - XII MCCCCII.
En la otra cara: WORLD
COLUMBIA EXPOSITIO COMMEMORATION OF THE FOUR HUNDREOTHANNERSAR OF THE LANDIN
OF COLUMBUS MDCCCCII MDCCCCIII.
Las cebollitas de la
planta tienen su principal enemigo en los roedores. Dada la cantidad que
debía producirse en Valtueña sus moradores han sido apodados como los
ratoneros. En la actualidad se sigue cultivando en pequeños huertos, su
producto no se comercializa y se destina para autoconsumo.
Otra plantación, de las
muchas que debieron existir en la provincia, se halla en Chércoles, de la
que cuenta la tradición que María de Jesús, antes de fundar el monasterio de
la Concepción de la villa de Ágreda, sembró el azafranal. Dicen que la
futura Venerable, en pareado profético, exclamó: Te ves plantado y nunca
acabado. La pequeña plantación, no lejos de la iglesia de la localidad,
sigue dando cosecha, una veces abundante y otras escasa, pero nunca han
dejado de recogerse rosas del azafrán.
Los
diezmos y primicias que percibían distintas personas e instituciones
correspondientes a la cilla de Chércoles eran los siguientes: el obispo de
la Diócesis, seis onzas y media de azafrán y la misma cantidad el Cabildo de
la Catedral de Osma. El arcedino de Soria, dignidad de la Catedral de Osma,
cinco arienzos y medio de azafrán. El conde de Monteagudo, nueve onzas y
media de azafrán. La parroquia del lugar, cuatro onzas y tres arienzos de
azafrán. La Colegiata de San Pedro, Soria, tres onzas y media y medio
arienzo de azafrán. El Colegio de Santa Catalina, de El Burgo de Osma, tres
onzas y media y medio arienzo de azafrán. El cura del lugar, ocho onzas y
medio arienzo de azafrán. El arcipreste del arciprestazgo, una onza de
azafrán. El tercero del lugar, tres onzas de azafrán menos medio arienzo. De
primicias cobraba el cura de la parroquia, además, media onza de azafrán.
La distribución de los
diezmos contribuyó, sin ningún género de duda, al consumo de algunos
productos que sólo se recolectaban en contados puntos de la geografía
soriana. El caso más significativo es el de la rosa del azafrán que,
desde las Vicarías, llegaba, por poner sólo un caso como ejemplo, hasta el
otro extremo de la provincia: El Burgo de Osma.
Pedro Palacios, el año
1890, se hacía eco de la presencia de esta planta en la provincia de Soria
al asegurar que esta substancia figura también entre los productos
agrícolas de la provincia, aunque se halle limitada exclusivamente a los
pueblos de Valtueña, Chércoles, Cañamaque y algún otro de la comarca de las
Vicarías. Se cultiva en sitios cálidos y abrigados y en terrenos sueltos,
ligeros y algo secos, como son los que resultan de la desagregación de los
maciños y margas abulosas miocenas. Los bulbos se entierran a fines de Mayo
y la recolección de la flor se verifica en los meses de Octubre y Noviembre.
Antonio Machado, en
varias ocasiones, se hace eco de esta planta. Así, en La Luna, la sombra
y el bufón alude a su color:
Canta el
bufón:
¡Qué bien van,
un rostro de
cartón,
unas barbas de
azafrán!
Lucila, cierra
el balcón.
© José Vicente Frías Balsa
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