El padre
Damián Janáriz, la recién editada Enciclopedia del Románico y José Vicente
Frías Balsa se han ocupado de esta ermita, ya en ruinas, que es la llamada
Virgen de Lagunas o de Las Lagunas, perteneciente al municipio de
Villálvaro. En cuanto al despoblado de Lagunas, del cual la ermita fue
iglesia parroquial, ha sido el padre Gonzalo Martínez Díez, en su Becerro
de las Behetrías, quien se ha encargado de informar sobre él. Seguiremos,
pues, las investigaciones de tan ilustres personas para conocer algo más
de esta ermita soriana, románica, que ha sido, como gran parte del
patrimonio de nuestra tierra, expoliada.
Ubiquemos
primero el edificio diciendo el lugar de Lagunas aparece documentado en el
siglo XIII: este logar es behetria e es agora su sennor (en blanco) de
Leyva. Derechos del rey: dan cada anno al Rey de martiniega XVIII m. Pagan
al Rey seruiçios e monedas. A pie de página lo recoge como despoblado,
con el nombre de Las Lagunas. Está en el término de Villálvaro, 2100
metros al Este con alguna orientación Norte, donde se conserva la ermita
de la Virgen de Las Lagunas. Localización en el mapa Geográfico y
Catastral a escala 1:50.000, hoja 376, 41º, 39´, 42´´ latitud, 0º 26´43´´
longitud.
Gonzalo
Martínez, en las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura
Castellana, afirma: En torno a Villálvaro, se ubican Las Lagunas,
perteneciente a la merindad de Santo Domingo, de él procedía el apellido
patronímico del célebre comunero Juan Bravo de las Lagunas.
No hemos
encontrado más referencias a este despoblado. Don Teófilo Portillo
Capilla, en sus Instituciones del Obispado de Osma, ni tan siquiera
menciona la ermita en Villálvaro (aunque sí refiere la de San Pedro) ni en
Zayas de Báscones, donde alude a la de Santa Ana. Mencionamos Zayas por
que el padre Janáriz otorga la propiedad de la ermita de la Virgen de las
Lagunas a este pueblo. Este hecho erróneo puede deberse a las propiedades
por las que en el siglo XVII pleitearon los vecinos de ambas localidades,
concretamente por “los pastos de Lagunas”, como se conoce a los sucesivos
pleitos. Una sentencia consideraría comunales a estos pastos, aunque las
rencillas perduraron en el tiempo, siendo subsanado hace ya algunos años.
De este
histórico despoblado sólo pervive la ermita en ruinas. Un templo románico
(expoliado por desaprensivos siguiendo la norma) situado sobre una amplia
meseta, a la izquierda del camino parcelario que conduce a Zayas de
Báscones. El lugar es de tierras de labor con algunas encinas y debido a
su altitud, los restos son visibles desde los alrededores. De Villálvaro
la separan algo más de dos kilómetros y casi el doble de Zayas de
Báscones.
Lo que
aparece ahora del edificio permite saber que fue de nave única,
presbiterio cuadrangular y ábside semicircular. Mide
15 metros de larga por
6 de ancha y 5 de alta. La parte que comprende el ábside,
presbiterio y muro del norte fueron construidos en aparejo de mampostería
enlucida, y para el resto de los muros de la nave se empleó sillería. El
ábside está cubierto con bóveda de horno y la nave con artesa de madera.
Algunos
elementos recuerdan a los empleados en las iglesias románicas de Caracena,
Tiermes, Matanza y Rejas. En el afán de rapiña, lo último arañado a toda
la comunidad ha sido la parte principal de la puerta de entrada, que por
los restos (la jamba izquierda con baquetones y el montón de piedras de
unión en el suelo) permite saber que era apuntada, ajedrezada y con triple
arquivolta de rosetas de tres pétalos en el interior de círculos, bolas y
sogueado.
La
imagen, ahora bien custodiada por los vecinos de ambas localidades, sólo
alcanza los sesenta centímetros y es de madera tallada. Es sedente, con el
Niño sentado sobre la
rodilla izquierda, el mundo en una mano y bendiciendo con la otra la
manzana que le presenta su Madre.
Las celebraciones
religiosas alrededor de la Virgen de Lagunas, según nos informaron, tienen
lugar en los meses de mayo y octubre. En mayo, los vecinos de
Villálvaro van a la ermita y en el paraje que la rodea rezan el rosario y
comen junto con los de Zayas de Báscones, “en buena armonía”. Después, en
procesión, trasladan a la imagen, desde Zayas a la parroquia de
Villálvaro. Cuando acaba la recolección, en la fiesta que llaman “a fruto
cogido”, hacen el camino a la inversa y la transportan de Villálvaro a
Zayas.