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Esteras
de Lubia, ayer y hoy
A tres
kilómetros de
Almenar
–a cuyo municipio pertenece- la localidad de
Esteras de Lubia ha sido uno de tantos pueblos cuyos habitantes han
vivido dedicados a la agricultura y a la ganadería, una de esas aldeas
que salpican las tierras de Soria sin haber propiciado grandes gestas,
ni haber llamado la atención. El hecho de que, como la mayoría de
pueblos sorianos, haya perdido casi toda la población, no ha sido,
tampoco, noticia.
Cuando, en
marzo de 1752, el encargado de ello respondió a las preguntas para
elaborar el Catastro de la Ensenada, Esteras –lo de Lubia llegó después-
era un pueblo de realengo que producía cereal en relativa abundancia
–pertenece al Campo de Gómara la comarca cerealística por excelencia de
la provincia- yeros, guijas, alberjones, lentejas, hierba y bellota. Un
vecino –Hermenegildo Ortega- tenía un pequeño rebaño de ovino
trashumante que iba a extremo con los ganados de don Joaquín de Cabriada.
Del abundante ganado churro -3200 cabezas en la época- se encargaban
ocho pastores. Pastaban en el término y los comunes, donde había una
balsa “para el aguadero de los ganados”, que era limpiada y aderezada
cada año. Esteras cuenta con una buena extensión de monte en la
Sierra
del Cortado que comparte, en la otra vertiente, con Tajahuerce, donde se
ubica el histórico despoblado de La Pica.
Vivían en
Esteras, a mediados del siglo XVIII, 40 vecinos y medio (las viudas se
consideraban medio vecino, tanto para pagar impuestos como para recibir
beneficios) y, entre ellos, tres pobres de solemnidad. Ocupaban 43 casas
y utilizaban 2 graneros, un pajar, una fragua y dos palomares. Las
actividades eran las propias de las gentes del agro, más dos tejedores
de lienzos.
Un siglo
después, cuando Pascual Madoz solicitó datos para su Diccionario,
Esteras –todavía sin el apellido de Lubia- había aumentado la población
y eran ya 51 los vecinos (204 almas), y 46 las viviendas. Contaban
entonces con el negocio de la cría de cerdos que se vendían en Aragón.
Durante el pasado siglo XX, el mayor número de población se dio en 1920,
con 179. Cuarenta años después, en 1960, eran 107 los habitantes de
Esteras de Lubia. Fue en esa década cuando se integró con el
Ayuntamiento de Almenar.
La iglesia
parroquial está advocada a San Pedro Apóstol. Es amplia, cubierta con
cúpula, el suelo conserva todavía las sepulturas, entre ellas una con el
apellido y el escudo de un Contreras, que también puede verse en una de
las fachadas del pueblo. De épocas anteriores guardan una pila
bautismal.
La patrona
de Esteras de Lubia es la Virgen de la Misericordia. El padre Damián
Janáriz, en su estudio sobre las ermitas con advocación mariana, cuyos
textos se conservan inéditos en el legado del padre Zamora, en la
Biblioteca Pública de Soria, dedica pocas líneas a este templo. Dice que
“la imagen es de vestir, su postura de pie y lleva en la mano derecha
una manzana, sosteniendo con la izquierda al niño; ciñe sus sienes
corona real. De alto mide 95 centímetros; el conjunto de la imagen es
airoso, inspirando confianza y misericordia a los necesitados y
atribulados que acuden a su protección. En cuanto a la ermita “está
emplazada a quinientos metros del pueblo y es de sólida construcción. Se
levantó a expensas del vecindario de Esteras, midiendo 12 metros de
larga por 5 de ancha y 5 de alta; de aspecto agradable y artístico con
bóveda de medio cañón y cúpula. Se conserva bien decorada y provista en
abundancia de cuanto se necesita para el culto divino. A expensas de los
devotos de la Virgen fue decorada la ermita el año 1914. Se le hace
fiesta el 17 de junio a que precede novena con gran concurso de fieles.
Es llevada procesionalmente a la parroquia el segundo día de rogativas
de la Ascensión y se vuelve a la ermita el segundo domingo de octubre en
que se celebra la fiesta principal”.
En el
apartado de gastos del Catastro de la Ensenada, se estipula para el
sermón, cera y demás gastos de la Virgen de la Misericordia, patrona,
200 reales de vellón al año.
Es cuanto
hemos podido encontrar del ayer de Esteras de Lubia. A día de hoy, con
sólo 18 habitantes censados, residentes la mayor parte del año en Soria
o Almenar, pero que conservan sus casas y su hacienda, los vecinos de
este pueblo, rodeado de campo y amparado por la Sierra del Cortado, han
decidido hacer de él un lugar visitable y muy agradable. La idea surgió
de Ana Sánchez Carrasco, dedicada profesionalmente al Turismo y
vinculada a Esteras. Se trataba de llenar las paredes de las naves
agrícolas de Arte y color. Y lo que empezó siendo un regalo que Ana hizo
a sus parientes, se ha convertido en un museo al aire libre. Para ello
contó con el artista grafitero Javier “Sonsione”, madrileño de Leganés,
y con el apoyo de la Asociación de Vecinos de Esteras de Lubia y el
Ayuntamiento de Almenar.
Poco a poco,
pero sin pausa, las viejas fachadas de las naves se han ido dibujando
con adaptaciones de cuadros famosos que hemos visto, o podemos ver, en
los mejores museos del mundo. Miguel Angel, Velázquez, Murillo, Van
Gogh, Dupré, Klimt…, y sus mundos de “La Creación”, “La fragua de
Vulcano”, “Las Meninas”, “El beso”, así como escenas bucólicas, “El
rincón de las gallinas”, “La siega”, “La pastorcilla”…
Este
original museo puede visitarse libremente, pero si se quiere hacer con
las cuidadas explicaciones de Ana Sánchez, tanto las pinturas como la
iglesia y la ermita, se pueden concertar las visitas en el número de
teléfono 975-390-067.
Nosotras
visitamos este ya interesante lugar en compañía de las señoras del
Centro Cultural Casa Diocesana, por invitación de Julia, la responsable
del centro, a quien también se unió don Martín Zamora. Primero se hizo
una parada en la ermita de la Virgen de la Llana, de Almenar, preparada
para celebrar la fiesta que tuvo lugar al día siguiente. Pese al mal
tiempo, la lluvia respetó buena parte de la visita. Después, en el
interior de la iglesia, tuvo lugar una sencilla ceremonia, ante el
retablo del altar mayor, donde las mujeres escenificaron un cántico a la
Tierra, pidiendo para ella respeto, y ofrendado aquello que, ella a su
vez nos ofrece y sin lo cual sería imposible seguir existiendo, los
frutos y el agua.
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