A día de hoy, el lugar de Muro podría figurar entre los más destacados
de la península ibérica, gracias a su remoto pasado. Resulta difícil de
entender lo que a lo largo de los siglos ha sucedido en esta provincia
de Soria, en especial cuando se han visitado otras y se advierte que no
ha sido la pobreza o la incultura la principal causante, puesto que las
mismas causas podríamos esgrimir para las otras provincias. Tanta o más
pobreza habría, y tan poca cultura, durante los siglos XIX y XX, cuando
se destrozan los monumentos sorianos, en Mérida, en Lugo, en Tarragona,
en Mallorca, o en Gerona (tal vez esta no tanto). Y, sin embargo, pueden
admirarse en esos municipios murallas ciclópeas, talayots, la ciudad
romana de Tarragona (la provincia más pobre de Cataluña hasta mediados
del siglo XX), la ciudad ibérica de Ullastret, todas las iglesias
románicas del Valle de Bohí…
En algunas zonas, y desde luego no sólo soriana, lo que no sirve como
inmediatez se desmonta, se tritura y se hace desaparecer. Las imágenes
religiosas son vendidas, las ermitas desmontadas piedra a piedra, cuando
no se venden. ¿Qué ha fallado en Soria? Este desapego a lo propio, lento
pero inexorable, machacón, hasta hace cuatro días, ha dejado iglesias
convertidas en tainas, murallas romanas en cimientos de naves, pinturas
en América, iglesias románicas en Gerona, Bilbao o convertidas en
edificios comerciales, y el centro de Soria pasto de la voracidad de
promotores inmobiliarios. Investigadores reputados acusan de estos
desmanes al antiguo caciquismo y a la carencia de dirigentes capaces no
cuneros, como lo fue, por ejemplo, el marqués de Lozoya en Segovia,
intelectual de talla, quien se opuso a todo desmán y así hoy Segovia es
lo que es.
Un desastre patrimonial lo sucedido en esta provincia, que ahora los
vecinos, como los de Muro, se ven obligados a tratar de recuperar en
parte. Si los ritos y costumbres no desaparecen y se transmiten, con
mayor o menor fiabilidad, de padres a hijos, no sucede lo mismo con
monumentos, obras de ingeniería y bienes muebles. Recuperar según qué
cosas, no se consigue, y si se hace en parte, es a base de mucho dinero
del que no se dispone, máxime cuando en esta provincia de Soria todo
aquello que se aparte de Numancia (a quien le ha salido un duro
contrincante en la provincia vecina, Atapuerca), está condenado a no
excavarse nunca, aunque para evitar males mayores, en 1994 fue declarado
Bien de Interés Cultural el Yacimiento donde reposan los restos de lo
que fuera Augustóbriga.
Al mirar los planos adjuntos a la “Descripción de la Vía Romana entre
Uxama y Augustóbriga”, de Eduardo Saavedra, y ver el alzado de la
muralla y el perímetro de la misma en Muro, podemos apreciar lo que
decíamos al principio: que este lugar, de haber conservado tal muro –al
que tal vez deba su nombre- hoy estaría en todas las guías culturales y
turísticas de este país.
La muralla, según el dibujo, podría haber sido levantada con sillares
almohadillados, y tenía más de tres kilómetros de diámetro. En su
interior, como puede verse, estaba la fuente, una venta, dos ermitas:
San Gil y la Magdalena, y parece ser que el castillo se ubicaba
extramuros. Algunos trozos de muro y la fuente (por necesaria) es lo
único que se conserva de esta obra defensiva.
Parece ser que Muro se llamó, en el mundo de los pelendones, Arekoratas,
y numerosas monedas encontradas avalan la ubicación de una ceca, gracias
a las minas de galena existentes en el término. Por Muro discurría la
Vía correspondiente al Itinerario nº 27 de Antonino, que unía
Caesaraugusta (Zaragoza) y Astúrica Augusta (Astorga). Tal vez desde
esta vía principal saliera otra hacia el Norte, ya que los restos
documentados en Suellacabras y Taniñe enlazarían, naturalmente, con las
vías principales.
En Muro, como en casi toda la provincia, las piedras dejan de hablar
durante la Alta Edad Media, hasta que edificaron el castillo, del que
restan dos muros en mal estado, pese a que fue declarado en 1949 Bien
Protegido; una torre de vigía unida a la iglesia; y la propia iglesia,
dedicada a San Pedro, de impresionante portada con capiteles foliados y
una puerta de entrada que conserva los herrajes románicos.
Siguen pasando los siglos y a mediados del siglo XVIII encontramos un
pueblo (según las respuestas dadas a los responsables de llevar a cabo
el Catastro de la Ensenada) con abundante ganado lanar churro, edificio
para pósito, fragua, casa para las Juntas, escuela con horno de poya,
mesón, panadería, tienda (de pescado, aceite y alubias), taberna,
sastre, dos albéitares, pobrera, y labradores que a su vez hacían de
arrieros. Las buenas comunicaciones romanas, que se mantuvieron durante
siglos, propiciaban actividades, como la arriería, y el ser utilizadas
para peregrinar a Santiago, como sucedía con esta vía, que formaba parte
del camino castellano-aragonés. Pertenecía a la Comunidad de Villa y
Tierra de Ágreda, y el padre Gonzalo Martínez dice que en su término se
ubicaba el despoblado de Las Moranas, en lo que en la actualidad se
conoce como corral del Palacio. Las murallas, en el siglo XVII, debían
ser más visibles que en la actualidad, ya que en la pregunta diez del
referido catastro, responden que “de muralla adentro”.
Los años fueron pasando, y el éxodo rural se enseñoreó con todas las
villas, pueblos y aldeas del mundo rural, muy especialmente en Soria.
Los habitantes de Muro descendieron en más del cincuenta por ciento,
contabilizándose en 2010, según el INE, 157 almas, que diría Madoz. Como
otros colectivos, el de Sarnago como ejemplo, el de vecinos de Muro ha
tomado las riendas de su propio pueblo, y a través de su Asociación de
Amigos está resucitando lo que se puede y evitando la desaparición de lo
que resta de antiguas culturas.
FUENTE
ROMANA
Junto a la
carretera comarcal de acceso a Muro de Ágreda – a unos 1000 metros del
núcleo urbano -, existe un agradable paraje acondicionado para recreo de
vecinos y visitantes. Se conserva en este lugar una fuente monumental,
inspirada en los ninfeos romanos, cuya fábrica presenta gran parecido a
la existente en el municipio riojano de Alfaro.
Tanto Muro de Ágreda
como Alfaro cuentan con antecedentes de época romana. Muro se superpone
a la ciudad de Augustóbriga y Alfaro a Graccurris, fundada por Tiberio
S. Graco en el año 179 a. C.
Más información en:
ARIÑO GIL. HERNÁNDEZ VERA y otros colaboradores. ”La Presa y el ninfeo
del Sotillo (Alfaro La Rioja): Un conjunto monumental en la vía de
Italia in Hispanias”. Dialnet.
©
Pilar Pascual
Mayoral y Pedro García Ruiz.
En el año 2005, según puede leerse en su web
Asociación
Amigos de Muro,
a la que remitimos para estar informado de las actividades, fundaron la
Asociación de Amigos de Muro. Desde entonces no han parado de organizar
eventos y de mostrar el potencial de esta localidad amparada por el
Moncayo.
Repasemos algunas de las actividades llevadas a cabo por esta dinámica
Asociación. En el año 2009 inauguraron el Centro de Interpretación,
reconvirtiendo para ello las viejas escuelas. Han participado en el
diseño del Camino del Agua Soriano que discurre por tres comunidades:
Navarra, Aragón y Castilla, desde el Ebro a su paso por Tudela, hasta el
Duero en Soria. Tienen un grupo de recreación histórica, llamado “Augustóbriga”,
para recreaciones históricas. Célebre es ya la Ruta Senderista que cada
año sale de Soria y llega a Muro caminando sobre la calzada romana. Han
recuperado la hoguera del solsticio de invierno. Y en el terreno más
lúdico, la Parada de Brujas del Madero y Numantóbriga Xtrema.
Y para que nada falte, han editado el número 0 de la revista
Amuro. Por
su parte, Elena Ruiz Gaspá ha diseñado una colección de joyas “Arekoratas”,
que comprende colgantes, anillos y pendientes, en plata, recordando la
antigua mina, y que pueden adquirirse en el Centro de Interpretación.
Viene todo lo anterior al caso, porque el sábado, 25 de febrero, se
revivió en Muro el rito de la matanza del cerdo en la antigua Roma, y
aunque apenas pudimos presenciarlo media hora, bastó para hacernos idea
de la buena organización y el empeño de los participantes. Tuvo lugar en
el salón multiusos y estuvo a cargo del grupo de recreación “Augustóbriga”,
que dieron a conocer a las más de doscientas personas, escenas de la
vida cotidiana romana. Después se degustó comida acorde con el ambiente
recreado, aunque eso ya no nos fue posible probarlo.
©
soria-goig.com