Un año más se reunieron en
Judes para celebrar la festividad de Santa Teresa, su patrona. Fue el 15
de octubre, un día radiante, sábado además, lo que dio lugar a que
numerosos judeños se concitaran para revivir tiempos de ayer mismo.
La Cofradía de Santa Teresa fue
la encargada, como siempre, de la organización de la fiesta, que se
repetirá en agosto, cuando los judeños vuelvan para pasar el verano en
el pueblo. Hace años que ya no es necesario pujar para ser mayordomo,
hecho que se producía como una promesa por algún favor recibido. La misa
fue concelebrada por tres sacerdotes. Uno de ellos cumplía cincuenta
años de sacerdocio.
Trabajaron los cofrades, y
mucho, para que las más de ciento treinta personas fueran atendidas
perfectamente durante la comida comunitaria, excelente por cierto, donde
no faltó el cordero asado y, de repostre la tarta conmemorativa de la
efeméride sacerdotal. Aunque lo más importante de estas reuniones es el
reencuentro, donde todos recuerdan, con más alegría que nostalgia,
aquellos tiempos en los que Judes era un pueblo lleno de vida, de niños,
de gente joven, y donde se practicaban ritos y tradiciones que nos
contó, y nos sigue contando, Pilar Bartolomé.
Judes, en la sierra del Solorio,
sufrió como todo el mundo rural la sangría de la despoblación pero, al
igual que acontece en tantos pueblos sorianos, poco a poco se van
rehabilitando casas, construyendo otras nuevas, sembrando huertos ayer
abandonados, lo que ofrece aspecto de cariño hacia la tierra que les vio
nacer y muchos se vieron obligados a abandonar, momentáneamente. Este
año con la sorpresa además de la miel envasada con el nombre de Miel de
Judes, un producto exquisito de esta zona que por fin está siendo
comercializada. Como todos los productos excelentes, escaso de momento.
Judes celebra a Teresa de Jesús, su patrona. 2015
Este año se ha celebrado el V
Centenario del nacimiento de Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, la
santa de Ávila, y en Soria capital se ha conmemorado con actos,
conferencias, exposiciones y una publicación. La santa estuvo en Soria y
fundó el convento de Carmelitas Descalzas de la Santísima Trinidad, en
la plaza de Fuente Cabrejas, donde permanece activo a día de hoy. Otros
monasterios se hallan instalados en El Burgo de Osma, fundados después,
uno femenino y otro masculino.
Pero existe otra huella de la
santa en la provincia de Soria. Al Sur del Sur, como dicen allí, en
Judes, hermoso pueblo en la parte soriana de la Sierra del Solorio. Una
reliquia y, que sepamos, el único pueblo en toda la provincia donde
tienen por patrona a Santa Teresa de Jesús. Como nadie ha recordado este
hecho, nosotras, que fuimos invitadas a la fiesta, queremos recoger aquí
las vivencias de un día muy importante para los judeños, a quienes
acompañó el sol radiante y una temperatura casi veraniega.
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Como escribimos en la reciente
publicación “Tal y como vivíamos”, este patronazgo debe ser,
inevitablemente, reciente en la historia, ya que fue en el siglo XVII
cuando Teresa de Cepeda fue santificada. El caso es que los judeños,
desde que Teresa de Jesús se convirtió en patrona, celebran con devoción
y alegría ese día. Y lo hacen, a día de hoy, en dos ocasiones. Una en
agosto, cuando Judes recibe a quienes se vieron obligados a marchar en
busca de trabajo, que no de mejor vida, y dedican varios días a la
fiesta. Y otra el día que se conmemora la festividad de la santa, el 15
de octubre, cuando lo hacen con no menos alegría y el mismo fervor.
De la organización de las
fiestas se encarga la Cofradía de Santa Teresa, perfectamente
protocolizada. Tiempo atrás, cuando Judes abonecía de habitantes, para
llegar a ser Mayordomo mayor era necesario pujar. Él se encargaba de la
organización de la fiesta y de hacer la limonada. Se pujaba cuando se
había hecho una promesa (parecido a los exvotos), o se había acabado
una casa, por ejemplo, y podían acceder tanto hombres como mujeres, el
cargo era por un año.
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También en tiempos no tan
remotos existía el festejo llamado los Toros de Santa Teresa que enlaza
con una leyenda situada en la laguna, y una promesa hecha por un
mercader que se halló en serios apuros sobre la laguna helada. De
aquella costumbre, además del recuerdo colectivo, resta una pintura en
la fachada de una casa junto a la iglesia, realizada por Marino Checa
Sanz, que fuera alumno del pedagogo nacido en Villarijo, Ezequiel
Solana. Siempre con la santa de Ávila presente, en 1922, cuando se
cumplían los trescientos años de la canonización de Teresa de Jesús, los
más de seiscientos habitantes de ese interesante pueblo, celebraron una
fiesta con procesión y arcos florales, recogida por un periódico en cuyo
recorte no figuraba el nombre de la publicación.
El pasado 15 de octubre
celebraron a la santa con actos religiosos y comida comunitaria, Las
mujeres judeñas cantan muy bien, y lo mostraron a lo largo de la misa,
con distintos cánticos religiosos y el himno de Santa Teresa, con la
imagen de la santa y la reliquia presidiendo la ceremonia. Frente a
ellas, los cofrades, con sus varas, y las insignias. Después de la misa
todos pasaron a besar la reliquia que sostenía el sacerdote.
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En la comida comunitaria no
faltó el cordero asado, tan propio en toda la provincia y, especialmente
en Judes, donde su extenso término se vio poblado por rebaños de esta
raza, abundando las ovejas negras. Cafés y licores fueron obsequiados
por los cofrades en recuerdo de la limonada y galletas con la que
regalaban antes a los asistentes.
Nosotras, desde aquí, queremos
felicitar a los judeños y unirnos a esa celebración, aunque no les haya
llegado ningún eco de las conmemoraciones oficiales realizadas en la
provincia.
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