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 La
ronda es la reunión nocturna de mozos para cantar por las calles. El
Diccionario de Autoridades dice de la entrada rondar "andar de noche
paseando las calles. Especialmente se dice de los mozos que pasean la
calle, donde vive alguna mujer que galantean".
Ronda se llamaba también a un baile en rueda, colectivo
por tanto, alrededor de un centro imaginario o no, por ejemplo, otro
bailarín, un árbol o una hoguera. En la Edad Media era frecuente esta
forma de danzar y podemos encontrar en algunas iglesias francesas del
siglo XIII representaciones de estas rondas, siempre con carácter
religioso. En otro documento, el Llibre Vermell de Montserrat, del
siglo XIV, se recogen anotaciones de canciones de ronda. Nosotros nos
fijaremos, en este trabajo, en las rondas de los mozos a las mozas, y lo
centraremos en Soria y su provincia.
Hace años, cuando los pueblos estaban habitados por
jóvenes era habitual, en las noches de verano, ver grupos de muchachos con
guitarras u otros instrumentos, generalmente de cuerda, merodeando,
rondando, por debajo de los balcones de las muchachas casaderas. También
en las ciudades era frecuente, sobre todo las más pequeñas, que
conservaban una cierta forma de vida entre rural y urbana. En ocasiones,
los jóvenes enamorados, si eran medianamente pudientes, contrataban a la
tuna. Las mujeres, a veces, correspondían lanzando a los ronderos una
botella de anís o cualquier otro licor. Era otra forma de cortejar pasada
a mejor vida. La que esto firma, se ha visto rondada por sus hijos y
amigos, el día de su cumpleaños, varias veces y, desde luego, ha
correspondido con unas botellitas de vino o cava.
Las canciones con que los jóvenes (siempre hombres)
obsequiaban a las muchachas, variaban según lo hacían las modas. Unas
veces cantaban algunas antiguas, u otras que alguien con gracia hubiera
compuesto para tal fin. Con el tiempo darían mucho juego las que
interpretaban los tunos y las de ritmos sudamericanos.
En Fuencaliente del Burgo, al Oeste de la
provincia, recogimos una que se cantaba desde muy antiguo:
"Sabadito por la tarde
por tu puerta me paseo
y domingo por la mañana
me paro en el cementerio
para ver cómo vas a misa
con tu talle y tu meneo
y hasta los casados dicen:
¡Quién pudiera ser tu dueño!
Y a la entrada de la iglesia
entras con gran silencio
y al tomar agua bendita
sólo tomas con los dedos.
Al hincarte de rodillas
tres golpes diste en el pecho".
Muy cerca de Fuencaliente, en Santervás del Burgo,
los mozos, al finalizar la ronda, decían:
"Ni canto por la pequeña,
ni canto por la mayor,
que canto por la morcilla
que hay al lado del morcillón".
En otro extremo provincial se asienta Judes, del
término municipal de Arcos de Jalón. Se rondaba, como en otros lugares, a
los forasteros ilustres que llegaban, además de a las mozas. Allí una
señora sentó cátedra al decirles a los jóvenes ronderos: "Dicen que
rondar, rondar, es una tontería, que luego se la va a llevar el que no la
ha visto en su vida". Algo que ocurría con frecuencia y que dio lugar al
pago del piso o forastero, que se hacía efectivo cuando un mozo de otro
pueblo se casaba con una moza del lugar.
En Taroda, entre Almazán y Medinaceli, las rondas
tenían lugar un día concreto, el 20 de enero, dedicado a San Sebastián. Al
otro día merendaban en comunidad después de haber pedido la gallofa.
También en día concreto rondaban en Valdegeña,
localidad al pie de la Sierra del Madero. Era el de Navidad y lo hacían
con todo el ceremonial los quintos del año. Uno de ellos, vestido de
zarragón o zorronero y con la cara tiznada, alforjas en ristre, se metía
por las cocinas y alacenas, con la complicidad de las mujeres, y metía en
las alforjas todo lo que iba encontrando, mientras el resto de los
muchachos entretenían a las mozas con canciones de ronda.
En Velamazán, en Tierras de Almazán, existía la
costumbre de rondar de forma habitual, gracias a un señor con buen oído,
dedicado que estuvo durante años a afinar el de los muchachos de la villa.
Estas son algunas de las letrillas que recordaron para nosotras cuando
recogimos los datos para el libro Soria, pueblo a pueblo:
"Adiós Barrio Carrabarca,
la arboleda y el plantío,
adiós Barrio Carrabarca,
que aunque me voy no te olvido".
"Todos los que cantan bien
se arriman a la guitarra
y yo como canto mal
canto en la puerta la fragua".
"Esta noche rondo yo,
mañana ronda quien quiera,
esta noche rondo yo,
la calle de mi morena".
"Mis compañeros y yo,
y otro que se llama Sixto,
preparamos una rondalla
que no la entiende ni Cristo".
En Duruelo de la Sierra sería un invidente el encargado
de enseñar a los mozos a tocar los instrumentos.
Tradición de buenos ronderos existía en Berlanga de
Duero, Arenillas, Andaluz (donde los muchachos debían pagar la cuartilla
para pertenecer a la ronda de mozos) y Bliecos.
En Castilfrío de la Sierra
rondaban la noche de San Juan a la vez que enramaban las casas de las
mozas, mientras cantaban:
"Ya le he puesto la enramada
a la moza que prefiero,
si alguno quiere rondar
pida permiso primero".
En otros lugares, además de a las mujeres solteras,
daban serenatas a los americanos, como llamaban a los que habían
emigrado y volvían de vez en cuando con el bolsillo bien caliente,
como en Rollamienta. O a los recién llegados, como hacen todavía en Villar
del Ala, también en Rello (donde al hecho de rondar llaman serenata o
costumbre, a secas), en Deza y otros muchos lugares.
En Aguilar de Montuenga, al Sur provincial, era
costumbre rondar todos los domingos y casi todas las canciones eran a
ritmo de jotas, por la proximidad con Zaragoza, de donde recibían esa
influencia.
En muchos lugares existían dos canciones de ronda que
siempre se tocaba y donde puede verse la influencia de la Iglesia,
institución que no dejó, sobre todo en el mundo rural, ningún cabo suelto
e influyó en las costumbres que podía, que eran casi todas. Se trata de
los Sacramentos y los Mandamientos, que con ligeras variantes, la letra es
casi idéntica para todos los pueblos.
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Los Sacramentos
Si quiere oír morena
los sacramentos cantar,
incorpórate en la cama
que ahora voy a comenzar.
El primero es el Bautismo
bien sé que estás bautizada
que te ha bautizado el Cura
para ser mi enamorada.
El segundo Confirmación,
bien sé que estás confirmada,
que te confirmó el Obispo
y te dio una bofetada.
El tercero penitencia
la que te echó el confesor,
si la penitencia es grave
la cumpliremos los dos.
El cuarto la Comunión
la prenda más regalada,
que no se puede tomar
sino estás bien confesada.
El quinto la Extremaunción
la que dan a los enfermos,
algo malito estoy yo
pero Dios me pondrá bueno.
El sexto que es orden
si te quieres ordenar,
esta noche en la ventana
la palabra me has de dar.
El séptimo Matrimonio,
que es lo que vengo a buscar
que tu has de ser mi madama
y yo he de ser tu galán.
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Los Mandamientos
Los diez mandamientos santos
vengo a contarte paloma
sólo por que me des gusto
y me tengas en memoria.
La primera cosa es amar
te tengo en el pensamiento
y no te puedo olvidar.
En el segundo he jurado
más de dos mil juramentos
solo por que tu me diste
palabra de casamiento.
En el tercero en la Misa
nunca estoy con devoción
sólo estoy pensando en ti
prenda de mi corazón.
En el cuarto a mis padres
el respeto les perdí
no me hago caso de nadie
por obedecerte a ti.
En el quinto no matar
a nadie he matado yo
Señora yo soy el muerto
y usted la que me mató.
Señorita de balcón
que sale y se mete dentro
y hace pecar a los hombres
en el sexto mandamiento.
En el séptimo no hurtar
yo no hurto ni robo a nadie
sólo robaré a una niña
si no me la dan sus padres.
Octavo no levantar
falso testimonio a nadie
como a mí me levanta
una niña de esta calle.
Noveno no desear
ninguna mujer ajena
como yo la he deseado
para casarme con ella.
Décimo no codiciar
yo no vivo codiciando
sólo lo que yo codicio
es un matrimonio santo.
Estos diez mandamientos
sólo se encierran en dos
vente conmigo a la Iglesia
y nos casaremos los dos.
©
Isabel y Luisa Goig
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