Sociolingüistica del castigo

  

En Alcozar, como en muchos otros pueblos y ciudades de la geografía española, la socialización infantil estuvo cargada de castigos. No en balde se popularizaron frases como "la letra con sangre entra".

Sólo los niños en su más tierna infancia se libraron del coscorrón. Pero así que comenzaban a entender el lenguaje, ya se les amenazaba con:

"A dormir, que viene el coco"
"Si no comes, llamaré al hombre del saco"
"¡Deja de llorar! o vendrá el Camuñas"
"Si te meas en la cama, llamaré a los guardias"
"Si no eres bueno, vendrá el segundo Dios"
"¡Cállate! o llamo al sacamantecas"
"Como te portes mal, te llevará el puto"
"Estate quieto o te meto un brazo por una manga"

Cuando el niño o niña crecía un poco más y perdía el miedo al Camuñas y a los guardias, comenzaba a recibir "leña" o "candela" cada vez que los mayores consideraban su comportamiento censurable.

El castigo físico se consideró como el método más idóneo para educar a los niños y dirigir su comportamiento hacia los ideales de conducta socialmente establecidos por la comunidad. El método expeditivo de "pan y palo" marcó la infancia y juventud de todos los alcozareños, incluso de aquellos que, por ser hijos únicos o por cualquier otra razón, recibían un trato de mayor consideración por parte de sus padres y demás familiares.

Durante la edad escolar, a los castigos infringidos en casa se unían los propios de la escuela, de manera que se imponía el:

"Hoy te quedas sin salir al recreo"
"Mañana me traes copiado cien veces: debo estar callado en la escuela"
"Hoy os quedáis todos sin comer"
"Mañana vuelves a decir el rosario"
"¡De rodillas contra la pared!"
"Ya te arreglará a ti las cuentas don ... (nombre del cura)"

Todas están frases, acompañadas de tortazos, coscorrones y mandobles, las empleaban constantemente los maestros y el sacerdote.

Los padres, generalmente las madres, preferían "mandar a la cama sin cenar" después de haber soltado algún mangazo, alpargatazo o, cuando así lo juzgaban oportuno, haber dado "una somanta de palos" o haber puesto al jovenzuelo o jovenzuela "el culo más colorado que un tomate".

La eficacia de estos castigos nunca se puso en duda y se juzgó como el único método para "enderezar" el comportamiento de los niños y jóvenes en una época en la que la comida no abundaba y verse privado de algún alimento suponía una verdadera tortura. Digamos, sin el menor ánimo de justificar este tipo de represión, que estos castigos se adaptaban a aquellos tiempos como anillo al dedo, pues, además del escarmiento que se esperaba conseguir, representaba cierto ahorro para la siempre mermada economía familiar. En la actualidad, es impensable suponer que el privar de alimento pueda enmendar un comportamiento.

Los verbos que con mayor frecuencia acompañaban al "testerazo", bardascazo o alpargatazo, eran el dar, arrear, meter, soltar, atizar o propinar. Así, eran de uso habitual frases como:

"dar para el pelo" / "arrear estopa" / "arrear un moquete" / "meter un mangazo" / "darle una de aúpa" / "soltar un izquierdazo" / "dar capote" / "dar leña" / "dar unto" / "arrear candela" / "propinar un pescozón" / "atizar en gordo" / "soltar una torta" / "dar la propina" / "dejar los dedos marcados"

Otros verbos llevaban implícita en sí mismos la idea del castigo físico, como, por ejemplo:

abatanar / atusar / peinar / untar / arrear / calentar / sacudir / zurcir / arreglar / cascar / sentenciar / zurrar / atizar / cobrar / zumbar / zurrir.

Los vocablos acabados en "azo" fueron múltiples y se emplearon con profusión tanto en el lenguaje cotidiano como en su acción:

ALPARGATAZO: Golpe dado con una alpargata. Solían propinarlo las madres.

BARDASCAZO: Golpe dado con una bardasca, o rama de enebro u otro árbol cuya madera se destinaba a la combustión.

CACHAVAZO: Golpe dado con una cachava, cayada o bastón.

CANTAZO: Golpe dado con un canto o piedra.

CASTAÑETAZO: Golpe dado con el puño cerrado.

CINTAZO: Golpe dado con el cinto o cinturón. Era empleado especialmente por los padres y muy doloroso si la hebilla golpeaba sobre el cuerpo del niño.

ESCOBAZO: Golpe dado con una escoba. Solían emplear este instrumento de tortura las madres por tenerlo siempre a mano.

ESTACAZO: Golpe dado con una estaca o cualquier objeto de madera.

GURRIATAZO: Golpe dado con un gurriato, canto o piedra.

TABANAZO: Golpe dado con la mano. Deriva de tábano y se empleaba por su similitud con el golpe seco que dan estos insectos al chocar con fuerza sobre una superficie.

TORTAZO: Bofetada o bofetón. Golpe dado en la cara con la mano abierta.

TRALLAZO: Golpe dado con la tralla o látigo empleado para las caballerías.

Sin que acabaran en "azo", también se podía dar o recibir:

una azotaina / una mojada / una somanta / un azote / un mojicón / un sopapo / una bofetada / un moquete / un soplamocos / un bofetón / una paliza / una torta / una guantada / una patada / una tunda / un "mandao" / una pedrada / un viaje / un mandoble / un puntapié / una zurra

Para acabar, queremos añadir una serie de frases o expresiones relacionadas con el tema que nos ocupa:

Cobrar en gordo.
Dar cuatro zurras a culo pajarero.
Cobrar sin ser día de paga.
Zurrir la badana.
Dar a alguien una patada en el culo.
Marcar a alguien los dedos en la cara.
Poner el culo como un tomate.
Cascar la gorra.
Meter en cintura.
Peinar a raya.
Poner a alguien de palos como a una estera.
Dar a alguien más palos que al burro de un arriero.
Poner un ojo a la virulé.
Acordarse uno del día que nació.
Peinar a contrapelo.
Caerle a uno una granizada.
Caerle a uno el gordo.
Meter en vereda.
Dar a alguien sopas con honda.
Ajustar las cuentas.
Venir Paco con la rebaja.
Medir a alguien de rabo a oreja.
Coger el báculo.
Andar Santa Lucía.
Venir Santa Palerma (o San Palermo)
Hacer a uno ver las estrellas.

Como colofón, transcribimos textualmente parte de una narración de Antonino Aparicio referida a los miedos infantiles:

"Recuerdo el miedo y terror que pasábamos los niños de Alcozar allá por 1920 o 1930, sobre todo durante el tiempo de la recolección, cuando nuestros padres se iban a segar y nos quedábamos nosotros con las abuelas.

Entonces venían muchos pobres a pedir limosna al pueblo y también aparecían con frecuencia gitanos perseguidos por la Guardia Civil. Nosotros, los niños, sentíamos pánico cuando veíamos a alguno de estos personajes, pues nuestros padres y abuelos, cuando hacíamos alguna cosa que no estaba bien, nos decían: "que viene el segundo Dios", que era un pobre que llevaba unas barbas muy largas; o "que viene el sacamantecas", que era otro pobre también con barba; o bien: "que vienen los guardias y os llevan a la cárcel". Por eso, cuando guardias, pobres o gitanos aparecían por Alcozar, enseguida se corría la voz entre los niños, y todos nos refugiábamos silenciosamente, casi sin respirar, en cualquier rincón de la casa hasta que desaparecían los intrusos o, en caso contrario, hasta que volvían nuestros padres a casa por la noche".

Puto: Nombre popular que recibe el diablo en Alcozar.
En Alcozar se emplea "testerazo" en lugar de testarazo.
Somanta: Sinónimo de tunda o paliza.
Moquete: Bofetada dada en las narices. Sinónimo de guantada, sopapo, mojicón o soplamocos.
Mandoble: Golpe que se daba esgrimiendo un arma con las dos manos. En Alcozar se utilizó siempre en sentido figurado.

© Divina Aparicio


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