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 Como un anticipo de
la primavera, a pesar del frío de la noche del 28 de febrero, los mozos de Espejón,
divididos en dos grupos y separados, cantan, como cada año desde que tienen memoria, las
"Marzas". Es una fiesta de mozos, "machista totalmente", dicen ellos,
a pesar de que, en alguna ocasión, las mujeres se han unido a las voces.
Las marzas, tradición llegada de Cantabria según algunos estudiosos, y afianzada en
Burgos y la parte soriana limítrofe con la provincia hermana, se dividen en cuatro
apartados. En el primero de ellos piden permiso a la autoridad para cantar a la vez que
reclaman la atención de las mozas. Sigue una enumeración de ocho de los doce meses del
año: de marzo a octubre, recreándose especialmente en mayo -"cuando los enamorados
andan en busca de amores"- y octubre -"el mejor mes para bodas, el vino está
barato"- El autor o autores introducen un tema que nada tiene que ver con el resto de
la composición popular, tal vez fueran en su día dos romances distintos unidos por la
costumbre y la necesidad de dar más cuerpo al romance. Finaliza, como todas las canciones
colectivas -albadas, aleluyas, cuarentenas...- con la petición de la gallofa.
Los mozos marceros de Espejón son los mismos que se encargarán de organizar la fiesta de
la virgen de los Brezales. Por ello, previamente, se han reunido a cenar en el salón
social de su pueblo -caldereta de cordero y buen vino- y han "echado cuentas" de
las entradas y gastos de las pasadas fiestas. Después, entre buenos lingotazos de recio
licor, votaron alcaldes entrantes. Los alcaldes de mozos, ayudados por los alguaciles, se
encargarán de que la fiesta en honor de la patrona, el Domingo de Pentecostés, salga a
pedir de boca.
Los mozos marceros son, también, los jóvenes de "la peña del Mayo". O sea,
las fuerzas vivas del pueblo, sobre los que recae el canto de las marzas, la pingada del
mayo, la organización de la fiesta, incluida la elaboración de la caldereta conocida
como "olla de Mayo", que se degusta el día de la fiesta siguiendo una rigurosa
ceremonia estrechamente vigilada por alcaldes y algualciles y castigado, su
incumplimiento, con cintazos.
| Pa cantar las
marzas
licencia tenemos
licencia tenemos;
si las cantaremos
o las dejaremos
o las dejaremos.
Asomaros damas
a vuestras ventanas
a vuestras ventanas
si queréis oir
las marzas cantadas
las marzas cantadas.
Asomaros mozas
a vuestros balcones
si queréis oir
las conversaciones,
si queréis oir
las conversaciones.
Esta noche entra marzo
de la media noche abajo;
esta noche también entra
el Santo Angel de la Guarda
que nos libre y nos defienda
y nos favorezca el alma.
Sale marzo y entra abril,
pulidito le ví venir.
Sale abril y entra mayo
con flores en la mano.
Sale mayo y entra junio
con las hoces en el puño.
Sale junio y entra julio
segando muy a menudo.
Sale julio y entra agosto
con las pajas en el rostro.
Sale agosto y entra septiembre
unos trillen y otros siembren.
Sale septiembre y entra octubre
el mejor mes para bodas:
el vino vale barato
y las machorras están gordas.
Octubre que lindo mes es este,
si para siempre durara
pan y vino no faltara.
Mes de mayo
mes de mayo,
mes de los grandes calores
cuando las cebadas granan
y los lirios echan flores.
Cuando los enamorados
andan en busca de amores.
Tengo yo tres pajarillos
que me cantan mis amores:
el uno es la tortolilla
que canta al rayar el día,
el otro es el ruiseñor,
que canta al salir el sol;
el otro es un pajarillo
de las aves la mejor,
que la mató un cazador
en la raya de Aragón.
Si lo hizo por la caza
caza le daría yo,
si lo hizo por la pluma
maladicha su fortuna.
A la mocita de arriba
que la manden levantar
que nos prepare los huevos
para mañana almorzar,
otro dos para esta noche
y otros dos para mañana,
y con esto se despide
el Santo Angel de la Guarda
que nos libre y nos defienda
y nos favorezca el alma. |
©
Isabel y Luisa Goig
(Publicado en el nº 28 de ABANCO/COSAS DE SORIA)
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