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Monteagudo de las Vicarías Antonio Ruiz López Edita: Ayuntamiento de
Monteagudo de las Vicarías 2022 |
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Con el tiempo todo pasa; he visto, con algo de paciencia, a lo inolvidable hacerse olvido y a lo imprescindible sobrar. A Belén. A Julia y Miriam
Presentación de Carlos González Pérez, alcalde. Prólogo de José María Incausa y Luis Carlos Pastor. Introducción. Uno de los objetivos, según el propio autor, “recuerdo hacia las generaciones que nos precedieron, por el legado material, pero principalmente moral y de agradecimiento a las actuales, al convertirse en custodios de la herencia recibida”. VI capítulos donde se dan a conocer, previa investigación, en el I.- los rasgos generales, el nombre, la evolución demográfica, el pueblo medieval y la riqueza y patrimonio en el siglo XVIII. En el II.- el patrimonio: iglesia, castillo, ermita de la Virgen de Bienvenida, ermita de san Isidro, torre de Martín González y Ayuntamiento. En el III.- capítulo, Villa de pactos y tratados. Monteagudo en la órbita de los Alfonsos, Rivalidad entre reinos: Tratado de Monteagudo. El pacto de Monteagudo: del ostracismo a la renovación. Guerra Civil, el cambio de dinastía. Prosigue la historia. El capítulo IV, Entre señorío y condado. El pueblo unido al linaje Mendoza. Mendozas comuneras. Nexo final: Cuadro de la unión Mendoza/Altamira V.- Tiempos de hecatombre. Crisis de 1804. epidemia colérica de 1885. el cementerio decimonónico. Crisis y resignación. El capítulo VI.- Reformas y recuerdos. Una obra pionera en el XIX: el pantano. La fuente de Bienvenida. La plaza de San Salvador. El ferrocarril. La educación primaria. Hospitalidad, política y recuerdo. Dos tradiciones: procesión y toros. Leonor. VII.- Apéndice Mendoza/Altamira VIII.- Fuentes y bibliografía IX.- Apéndice fotográfico La Historia y el Arte de este hermoso pueblo rayano ha sido tratado antes, no con tanta profundidad, pero es la historia contemporánea en la que Antonio Ruiz López se ha centrado hasta en los pequeños detalles, historias casi domésticas que le confieren a la publicación un interés mayúsculo. Por ejemplo la crisis de 1803-1805, sobre la que el autor reconoce que existe poca literatura. Y aunque fue general en toda España por culpa de las epidemias y subsistencia, en Monteagudo se llevó por delante el 25% del censo poblacional. Sobre la epidemia de cólera del año 1885 quiere el autor rendir homenaje a todas las personas hasta ahora desconocidas, olvidadas, dando a conocer el nombre de todos los fallecidos. El capítulo de las reformas da un respiro a tanto dolor antiguo y estudia de manera pormenorizada el pantano que se realizó por iniciativa de todo el pueblo aunque después recorrió otros caminos. Las obras fueron finalizadas en el año 1884, tardaría aún muchos años en dar servicio para el regadío de la zona. Repasa también la construcción de la fuente, de las escuelas, de la plaza y de la línea del ferrocarril Valladolid-Ariza a su paso por Monteagudo. Sin olvidar la casa donde, durante una buena temporada, residió de niña Leonor Izquierdo de Machado. Un amigo mío dice que lo mejor que se puede decir de una publicación que, como esta, trata un tema concreto, es que se tarden muchos años en superarla. Estamos de acuerdo y este libro tardará mucho en superarse si es que se consigue. Dos años de investigación y 500 páginas. Monteagudo de las Vicarías vive en esas páginas, todo, pasado y presente, del futuro nadie se atreve a vaticinar nada, ni de Monteagudo ni de otros pueblos, villas y aldeas de la provincia de Soria. Adentrarse en esta publicación es hacerlo en historia que parece viva. No quiero dejar de mencionar el maravilloso retablo de la iglesia de Nuestra Señora de la Muela que dejó boquiabierto a mi amigo José Vicente Frías. Fue Gabriel Pinedo el encargado de su confección y, por supuesto, que también aparece en las páginas de Monteagudo de las Vicarías -Patrimonio e Historia-.
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