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Mal de manos

 Joxerra Bustillo

 

Editorial Txertoa, 2019

 

Bajo el seudónimo de Ramón Casal Amestoy se esconde la obra poética de Joxe Erramun Bustillo Castresana (Gordexola –Bizkaia-, 1958). Licenciado en Ciencias de la Información, rama de Periodismo, por la UPV (1982). Tras una larga andadura periodística en revistas y diarios vascos, en la actualidad coordina el área de comunicación de una fundación memorialista. Bustillo mantiene su segunda residencia en Soria, en el pueblo de Trébago, junto al Moncayo.

Viene a colación este libro, "Mal de manos" en nuestra Biblioteca Soriana por dos motivos. El primero es, como comentamos más arriba, que Joxerra pasa parte de su vida en Trébago y el segundo es que su protagonista, Eusebio Aspuru, se encierra en una casa de un pueblo soriano con el ánimo de escribir la biografía de Domingo Arriola. Paralelamente lleva adelante un diario en el que refleja con cariño, la vida en el pequeño pueblo y en el que se trata, entre otros, el problema de la despoblación. El nombre del pueblo no se indica, pero se trata, claro está, de Trébago.

Poemas y datos biográficos en Senderos Imaginados

 

Presentación de libro

Eusebio Aspuru, veterano periodista deportivo, se dispone a escribir la biografía de Domingo Arriola, un pelotari que, a finales de los 60 y principios de los 70, lo tuvo todo para ser campeón y, sin embargo, su afición a la juerga hizo que terminara arrastrándose por frontones de ínfima categoría. Al final, incluso abandonó el país precipitadamente, sin que se sepa muy bien si ello se debió a que lo buscaba la Policía por agredir a su patrón, que se había largado con su novia, o a su implicación en el asunto de los partidos amañados y las apuestas ilegales del mafioso de su tío. ¿Pudo haber razones políticas detrás de aquella fuga? En realidad, Arriola solo se preocupó de sí mismo, pero aquellos fueron años convulsos en los que todo el mundo se vio salpicado en una u otra medida; por tanto, ¿quién sabe? En todo caso, Aspuru cuenta con la información necesaria para escribir la biografía. Solo le falta saber cómo terminó sus días Arriola al otro lado del charco y dispone ya de varias vías para averiguarlo. Pero, caramba, lo que iba a ser la biografía de un deportista golfo se ha convertido en un thriller.

 

TEXTO DEL AUTOR EN LA PRESENTACIÓN DE “MAL DE MANOS”  (Elkar, Donostia)

 

Una vez que la novela se da a la imprenta, el autor se desentiende de ella, la considera algo del pasado, incluso ajeno a su propia acción. Lo que motiva al autor es lo que está escribiendo en ese momento, otra novela, un dietario, un artículo de prensa, lo que sea, pero no la novela editada que asoma en los escaparates de las librerías.

Es el lector quien toma el relevo del autor y al leer las páginas de la novela, al enfrentarse con los personajes, quien insufla de vida al texto, quien lo concreta, quien le pone rostro y vestimenta al protagonista. El libro es ya tarea del lector (y en su caso del crítico literario, que es un lector avezado). El autor del texto ya no tiene ninguna tarea respecto al mismo, salvo la de presentarlo al público, como ahora me corresponde a mí hacer.

Ahora bien, el autor es quien pone los raíles por donde debe circular el ferrocarril y en ese sentido tiene que hacer lo posible para permitir que el lector tome parte en el juego. Es por ello que prefiero los personajes ambiguos y los finales abiertos. La escala de grises en vez del blanco y negro. Nadie es bueno-buenísimo, ni malo-malísimo, sino que tiene fases en uno u otro sentido, por lo tanto hay que dar pie a que surjan los matices.

En cuanto a los finales, hay teorías para todos los gustos, pero yo prefiero que dejen una parte de la decisión al lector, que este se imagine su propio final, optando por una u otra posibilidad. Los finales perfectos, en los que se desgranan en una amplia escena coral todos los detalles, resultan previsibles y aburridos. Estamos manejando literatura, no ciencias exactas. Y en la vida real las cosas no suceden de ese modo, siempre quedan piezas sin encajar. En todos los casos.

Y entrando ya en “Mal de manos”, que es de lo que se trata, he de decir que, entre otras cosas, es un intento de retratar las miserias humanas, de reflejar un tiempo pasado en el que la mayor parte de nosotros fuimos gente corriente. Hubo muchos menos héroes de los que nos hubiera gustado y muchos más villanos de los que hubiéramos deseado. El franquismo sociológico no es un eslogan para salir del paso, sino una realidad que existió, también en Euskal Herria.

Y es en esa realidad donde se mueve el protagonista, Domingo Arriola, un deportista profesional al que le gusta vivir bien y no meterse en problemas, pero al que su incoherencia le llevará de un lado al otro, sin un rumbo claro, para acabar siendo víctima de sus contradicciones.

El libro tiene como telón de fondo el mundo de la pelota, pero podía haber elegido cualquier otro escenario. No es un libro sobre pelota, de la que no soy entendido, sino un libro en el que se cuenta la historia de un hombre, una historia absolutamente de ficción, que nada tiene que ver con personajes existentes. Sin embargo, que todo sea inventado no quiere decir que no sea real, porque personajes y situaciones están sacados, o han sido imaginados, en contraste con nuestra realidad, no con un mundo ficticio e inimaginable. A veces la pura ficción es la que mejor refleja la realidad que nos rodea.

Me reprochaba cariñosamente el editor alguna incoherencia del libro y yo le contesto: benditas sean las incoherencias. Por pura casualidad he topado estos días con un breve texto de Primo Levi en el que aborda el tema de forma, a mi modo de ver, magistral. Levi afirma que “El personaje demasiado coherente es previsible, es decir, aburrido: no tiene arrebatos, está programado, carece de albedrío. Debe ser incoherente como lo somos todos, cambiar de humor, equivocarse, perderse, crecer de página en página, o apagarse: si permanece igual a sí mismo no será el simulacro de una criatura, sino el simulacro de una estatua, eso es, un doble simulacro”.

Y Domingo Arriola es incoherente hasta con su propia incoherencia. Va dando tumbos, se deja manipular por su tío, por el empresario del frontón, por los integrantes de la cuadrilla de los Cuatroele, abandona a los que más cerca estaban de sus vivencias, intenta luego vengarse de los amigos que han caído en el camino, justo el que no había tomado, sino el contrario, el del compromiso.

Pero en su incoherencia reside su atractivo, y aunque no quiero desvelar el final de Arriola, puede suceder que, en definitiva, y pese a sus bandazos, en el fondo haya sido una persona coherente, que en el momento decisivo estuvo a la altura de lo que se le habría exigido desde una postura coherente. Y ahí lo dejo. Muchas gracias, eskerrik asko.

 

RESUMEN:

“Mal de manos es un thriller en torno a la  figura de Domingo Arriola, un pelotari que pudo ser campeón y que, por su vida desordenada, terminó de mala manera. Un periodista deportivo se dispone a escribir su biografía y se encuentra con lo que no esperaba. Es una historia que nos remonta a un tiempo, el final de la dictadura de Franco, en el que hubo más gente corriente y menos héroes de lo que quizá nos hubiera gustado”.

 

“El personaje demasiado coherente es previsible, es decir, aburrido: no tiene arrebatos, está programado, carece de albedrío. Debe ser incoherente como lo somos todos, cambiar de humor, equivocarse, perderse, crecer de página en página, o apagarse: si permanece igual a sí mismo no será el simulacro de una criatura, sino el simulacro de una estatua, eso es, un doble simulacro”.

Primo Levi, Escribir una novela, del volumen “El oficio ajeno” (El Aleph, 2011)

Poemas y datos biográficos en Senderos Imaginados

 

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