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Las buenas y malas noches de Vicente Marín

Javier Narbaiza

Fotografías: Jesús Muñoz Monge, Javier Mateo y el archivo personal de Vicente Marín. Diseño, maquetación e impresión:Arteprint S.L. Ilustración de la portada:pintura de Giorgio Asserra titulada “Desnudo”.
Soria, 2018

 

Cuando acabé de leer este a modo de biografía pensé “y lo que habrá dejado este hombre en el tintero”. Estoy segura de que todo lo que cuenta es verdad, pero no toda la verdad. ¿Discreción? ¿Muchos personajes todavía vivos?, un poco de todo. Vicente Marín Miguel ha depositado sus vivencias en el abogado Javier Narbaiza, soriano de la diáspora, residente en Madrid, quien puede anotar en su currículo varias licenciaturas y varias obras de narrativa, entre ellas Paseo de portales, con Soria y sus gentes como protagonistas. Es Javier un hombre arrollador, vitalista y poseedor de un buen sentido del humor. Así que podemos decir que Javier y Vicente, Vicente y Javier forman un buen tándem que ha dado como resultado un libro de casi doscientas páginas, con ilustraciones de gran interés para la historia que se cuenta, con impecable impresión y mejor cobertura.

Pero lo mejor está dentro. Se trata de la resistible ascensión de Vicente Marín, es el recorrido por la vida de un niño nacido en Bretún, pueblo de Tierras Altas, de pastoreo, de agricultura casi de subsistencia, hasta llegar a convertirse en alguien a quien ya han bautizado como el marqués de Tierras Altas. Un hombre que, pese a haber brincado los ochenta años, muestra todavía una mirada de seductor y el porte de quien ha sido un hombre atractivo y guapo, haciendo bueno el refrán de quien tuvo...

Esta publicación, salida de la sabia mano de Narbaiza, nos muestra a un Vicente Marín sin censura en cuanto a él se refiere, y prudencia sobre los demás, casi todos los demás, y en ese “casi” caben los amores con personas que ya no están. Hay que decir que la vida de este hombre no ha sido de vino y rosas. Se lo ha currado y mucho. Sus inicios juveniles, casi adolescentes, en seminarios, su juventud luchando y disfrutando (la juventud puede con todo), y la serena madurez que ahora vive, retornado a su pueblo de infancia, donde hace todo lo que puede, y es mucho, tanto por él mismo a través de la Fundación que lleva su nombre, como por las buenas relaciones sociales que mantiene.

Es la historia de un hombre nada vulgar y apuntes sobre personas que han compartido su vida, también poco vulgares. Ricos, nobles, miembros de la realeza..., unas personas con quienes sigue manteniendo buenas relaciones en su casa-mansión de Bretún, repleta de obras de arte.

Isabel Goig

 

"Con la flor marchita y el alma serena, Vicente Marín, 82 años, catorce stent en su caparazón, se ha asentado definitivamente en el lugar en el que fue un niño pobre, rarito y obediente. En su retorno de indiano de exiguos mares, Vicente se ha traído una valija atestada de objetos artísticos de valor, que hoy lucen, entre pianos y cuadros de Alenza y Sorolla, en una mansión diseminada con quince baños, sillerías que pertenecieron a reyes y otros tesoros de Grandes de España rescatados de almonedas.


Vicente Marín

Mientras desde su ventanal de Bretún escruta los atardeceres sosegados de otoño, Vicente Marín hace recuento de años de travesías, vicios y oficios, y sin contención ni excesivo pudor desgrana diversos capítulos en los que nos muestra su decantación sexual de amplio espectro, su perfil de pícaro lúcido y picaflor impenitente, en el que se avienen múltiples registros desde la etapa en la que quiso verse como obispo elegante, después mayordomo de nobles casas, camarero de coctelería fina en Mallorca y Londres, gestor hotelero de éxito y hoy, habida cuenta del roce con tantos personajes glamurosos y buenas maneras aprendidas, viene a ejercer de apócrifo marqués de las Tierras Altas de Soria”.

Javier Narbaiza, de la contraportada

Ficha del autor

Web de Javier Narbaiza

 

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