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EL PAGANISMO EXPLICADO A LOS NIÑOS Josep Carles Laínez Edita: Círculo Rojo |
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SOBRE EL PAGANISMO EXPLICADO A LOS NIÑOS Josep Carles Laínez (Valencia, 1970) es un enamorado de Soria y lo soriano, quizá porque su abuelo trabajó durante años en la Estación Vieja de Almazán. De su ansia de profundizar en la sorianidad debo de tener alguna culpa, o al menos eso piensa él. A finales de abril de este año 2015, vino a Soria para participar en las jornadas culturales que con motivo del Primero de Mayo celebraba la CGT a disertar sobre la Soria Eterna, nada menos. Le llevé a visitar algunos lugares emblemáticos de la provincia (aparte de la Estación Vieja de Almazán, ahora una residencia rural), comenzando por San Bartolo en el Río Lobos. Traía Laínez al cuello un pentáculo y le comenté que en el óculo de la ermita había otro igual, pero no conseguía yo recordar si tenía la punta hacia arriba (benéfico) o apuntando a tierra (maléfico). Resultó lo segundo y Laínez se hizo una foto con la ermita al fondo que ahora ilustra la solapa de este ¨Paganismo explicado a los niños¨, en cuya gestación, según confiesa el autor, ha tenido mucho que ver su visita soriana. En efecto, cuenta Josep Carles que el proyecto de este libro tenía ya más de 10 años, pero que a su vuelta a Valencia, con el recuerdo fresco de La Fontona, San Baudelio, Caltojar, Rello, etc., y cargadas las pilas de Celtiberia terminó el manuscrito y lo envió al editor que lo dio a la luz el mismo mes de mayo. Como dicen los catalanes, y supongo que los valencianos, pensat i fet. Conozco a Laínez desde hace bastantes años y le invité a participar en las famosas Jornadas de Literatura Templaria de Ponferrada algún año que otro. Políglota, amante de las lenguas muertas o en trance de fenecer (bable, occitano, etc.), ha ido sacando a la luz obras poéticas, dramáticas y filosóficas, siempre con el norte de reivindicar el paganismo europeo. El pasado 20 de junio volví a coincidir con él en Soto del Real, pues ambos participábamos en la jornada Raíz Ibérica (subtitulada CONTRA EL MUNDO MODERNO), en compañía, por cierto, de muchos artesanos y músicos sorianos. Hay que decir que este libro, verdaderamente, no está dirigido a los niños. El título es un pie forzado, pues consiste en las preguntas y respuestas a Gabriel, su hijo político, sobre el tema del paganismo. Un niño, la verdad, no podría entender lo que en él se explica, aunque sí un joven con cierta cultura e interés por el tema. El tema es la herencia pagana de Europa, sus pervivencias y supervivencias en tradiciones y fiestas populares, a menudo enmascaradas en ritos cristianos. La tesis es que no podríamos entender el alma europea sin recuperar la tradición pagana, nunca sofocada del todo. Y que el catolicismo no es, después de todo, más que una religión oriental completamente opuesta a nuestro sistema de valores indoeuropeo. El Antiguo Testamento, sobre todo, es la historia de un pueblo, el de Israel, totalmente exógeno y extraño a nuestra cultura. Podría entenderse, en efecto, la larga historia de Europa como un intento prometeico de volver a las raíces, de renacer. Como el paganismo es multiforme hay que decir que en este libro se revindica sobre todo la Antigüedad Clásica (Grecia y Roma), aunque sin olvidar las otras mitologías europeas (celta y germánica). Creo que en los últimos años, y jornadas como la ya mentada Raíz Ibérica parecen confirmarlo, se está produciendo una reivindicación del paganismo precristiano europeo que, en lo que a Soria compete, consiste sobre todo en la Celtiberia y su entronque con el mundo celta e indoeuropeo por extensión. Para comprender qué es el paganismo y si merece la pena reivindicarlo, resulta muy útil el librito de Laínez, un diálogo ágil entre las preguntas curiosas de un niño y las respuestas documentadas de un adulto. Libro valiente, que despertará polémica, y que viene a plantear la vieja cuestión de Europa y su orbe espiritual nunca aniquilado del todo y que pugna una vez más por resurgir. Un pueblo, todo pueblo, tiene derecho a vivir con arreglo a sus costumbres y tradiciones, y no con las de ningún otro. ©
Antonio Ruiz Vega |
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