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MEDIO SIGLO DE RADIO EN SORIA (1952-2002).
Silvano Andrés de la Morena SoriaEdita 2002 |
IntroducciónAhora se cumplen cincuenta años de la primera transmisión hecha en, desde y para Soria a través de una estación radiofónica. En este medio siglo transcurrido desde aquella medianoche del 1 al 2 de noviembre de 1952, la radio, primero institucional y comercial al mismo tiempo, ahora privada y pública en convivencia, ha pasado por épocas de aciertos y por momentos de errores, logró resonantes éxitos y otras veces cosechó merecidas recriminaciones. Pero no se puede pasar por alto todo lo que ese medio extraordinario aportó a la vida de varias generaciones de sorianos, en la larga noche de la dictadura, eso sí, con más objetivos de evasor entretenimiento que de fines instructores de comunicación. ¿Alguien puede concebir en nuestros tiempos la existencia social sin la contribución de la mágica voz que nos llega a través del éter? Y no lo decimos porque queramos hacer un interpretación estricta y unilateralmente optimista, sino porque es una realidad del todo asentada, que exige, además, pues buscamos ser objetivos, exige, decimos, análisis contrastados que nos presenten un panorama amplio, en el que aparezca la realidad de la vida misma, la de sus luces y la de sus sombras. Es de ciegos dogmáticos ignorar su influencia poderosa y ocultar el profundo impacto que a lo largo del tiempo ha marcado, desde hace cincuenta años en Soria, como antes en el resto de España, cuando desde 1924 empezó un viaje que no se ha detenido. Los sucesivos pasos de la evolución técnica que llevaron de la galena a las lámparas, más tarde al transistor y ahora a las nuevas tecnologías, han sido capítulos diacrónicos de significado emocional para quienes recuerdan su apego a la radio en momentos de oscuridad vital en la historia de España y, por lo tanto, de estas tierras sorianas, en las que el largo frío del invierno invitaba a buscar la compañía única (y única compañía) de la radio. Así, diferentes generaciones de conciudadanos se identifican con unas formas de hacer radio, con unos aparatos, con unas voces, con unos recuerdos. El ejemplo del programa Ondas de medianoche de Radio Soria es paradigmático en este sentido. No sería arriesgado incluso afirmar que la programación radiofónica ha marcado tradiciones culturales que forman ya parte de la historia moderna de Soria. Porque la historia de la radio es un capítulo, importante por cierto, de la historia general moderna. Un capítulo en el que aparecen, transversales, fenómenos de todos los aspectos de la vida social: la política, la cultura, la economía, la vida diaria o el resto de los medios de comunicación. La radio soriana tiene su historia, ahora ya escrita; y también tiene sus protagonistas. De lo que no estamos tan seguros es de que haya logrado alcanzar unas características específicas, diferenciadas, y una autonomía mínima respecto de los centros de los que siempre ha dependido. La radio tuvo en algunos momentos una presencia importante, aunque en ninguno alcanzara los de su competidora inmediata y más poderosa, la televisión. Pero esto nos puede llevar a una reflexión, en el sentido de que tal vez su influjo no fuera menor en el pasado, antes de nacimiento de la pantalla, pero, por fortuna, menos nocivo. Las causas habrá que buscarlas en que es un medio más activo, que exige más participación, entrega y dinamismo por parte de sus fieles receptores. Aquí reside la magia de la palabra, que, tal vez, y contradiciendo al refrán, valga más que cien imágenes. Pensemos por un momento, ¿qué es más arriesgado, exponerse excesivamente al medio radiofónico o al televisivo? Y no lo decimos porque queramos desde aquí desacreditar ningún medio de comunicación de masas, pero, muchos estudios, objetivos y rigurosos, han demostrado el gran papel de la radio como medio vehiculador. La radio cumple un extraordinario papel de compañía, de información, de reflexión, como lugar de intercambio de conocimientos, como instrumento de actualización permanente o simplemente de entretenimiento. Por eso, la radio está en todos los rincones, nos acompaña a todos los sitios, en el coche, en la cocina, en la habitación o en las calles, con la aglomeración de las grandes ciudades en la que a uno reconforta en su propia soledad. Y es que efectivamente, la radio es una ventana abierta al mundo que, no exigiendo casi nada, requiere un papel activo de quien la escucha. Se puede oír en grupo bullanguero, se puede sintonizar en la soledad pastoril del páramo. Cincuenta años de radio en Soria pueden parecer muchos o pocos, según se perciba la realidad social. A esta tierra, las cosas llegan cuando llegan. Pero también llegan como llegan. Y en esas circunstancias temporales o procedimentales, reconocemos también nuestra historia. La radio llegó, pero en este hecho la sociedad civil soriana tuvo un papel activo bastante marginal. Llegó porque algunas fuerzas del régimen descubrieron la importancia del medio. También para eso estuvo la radio. Para ocultar. Aunque fuera amablemente, porque si así fuera mejor se conseguían los objetivos. ¿O acaso a la radio soriana no se le pueden y deben formular reparos, quejas y objeciones? "Una historia de luces y sombras", en palabras de una de sus más populares profesionales, Angelines Reglero. Efectivamente. ¿Acaso podía ser de otra manera? Lo cual nos debe llevar a evaluar estas cinco décadas en todo su significado. Eso es lo que hemos pretendido con nuestro trabajo. Nada nos alegraría más que haberlo conseguido. Hoy España es un país democrático, en el que la libertad de expresión está formalmente garantizada y amparada por todo el sistema jurídico. En Soria funcionan varias emisoras, lejos de aquel monopolio de la primera, propiedad del Frente de Juventudes. Así, nos permitimos demandar desde aquí, aunque tal vez no sea ni necesario por evidente, un papel activo, crítico, riguroso y comprometido de la radio con Soria, que, no sólo continúe con su ponderada labor informativa, cultural y lúdica, sino que estimule las actitudes emprendedoras, solidarias, educativas y concienciadoras que puedan servir para que Soria no caiga en el letargo al que nos acercamos. Pero ese compromiso no puede ser sólo de los medios de comunicación, sino que tiene que ser de toda la sociedad civil, de los sectores de la cultura, de las fuerzas sociales y, naturalmente, del mundo de lo público, porque siempre actúa la radio como retrato de la sociedad en la que vive. Una sociedad exigente demandará una radio exigente. La técnica en sí misma servirá de poco si somos incapaces de darle un uso más humano, que busque el bien general. Exijamos que la radio que se hace en Soria esté a la altura, pero tengamos también nosotros, todos los actores de la sociedad civil, unas aspiraciones culturales, de calidad de vida, dinamizadoras del compromiso con nuestra realidad. En definitiva, humanas en general, acordes con los tiempos en los que nos toca vivir. ©
Silvano Andrés de la Morena *** Quiero iniciar estas líneas con una confesión: no soy una experta en medios técnicos, y eso supone que no sé si el aire puro, como el de Soria, es un vehículo favorable para la transmisión de las ondas radiofónicas. Sí estoy segura de que en pocas ocasiones se ha establecido una comunicación tan intensa entre la radio y los oyentes como en el caso de Soria. Y esta relación entre la sociedad soriana y la radio existe desde hace 50 años, cuando en noviembre de 1952 se inauguró la emisora, primero como Estación Escuela que luego evolucionaría para convertirse en Radiocadena Española y, finalmente, en Radio Nacional de España en Soria. Siempre al servicio de los sorianos, hasta tal punto que el nombre familiar, Radio Soria, incluso hoy lo continúan utilizando los de más edad para referirse a nuestra emisora. Y esta comunicación, esta relación entre la emisora y los sorianos ha sido firme y permanente, a través de los cambios de emplazamiento de los estudios, desde el Palacio de los Condes de Gómara hasta la calle Campo y de los cambios de ubicación de la antena, desde el Palacio de los Condes de Gómara hasta el centro emisor de Valonsadero, pasando por el Castillo. Fue especialmente significativo el traslado del mástil radiante desde el tejado del Palacio hasta el Castillo, porque este cambio permitió cubrir la provincia a finales de los 50, cuando muchos pueblos carecían de luz, y la radio, nuestra emisora, era el único contacto de sus vecinos con el exterior. La relación entre los sorianos y nuestra emisora, que es la suya, se intensificó en 1977, cuando empezaron a emitirse los primeros programas de información local, atendiendo a la petición de los oyentes, que querían escuchar noticias de su ciudad y de su provincia. Una demanda que fue y sigue siendo atendida, como lo demuestra el que, en 1987, RNE en Soria fue galardonada con el Premio Nacional a la Mejor Información Local, concedido por la Asociación Profesional Española de Informadores de Prensa, Radio y Televisión (APEI); esta asociación volvió a distinguir a la emisora con el Premio Nacional de Radio en 2000 por la labor desarrollada ese año, especialmente por la cobertura informativa del trágico accidente de autobús de Golmayo y del atentado contra la casa-cuartel de Ágreda. Esta unión Soria-Radio Nacional se ha reflejado en programas de todo tipo durante esta larga trayectoria. Sirvan como ejemplo el popular programa infantil Come y calla, que seguían todos los niños de la provincia a la hora de la comida; y como programa-espectáculo Ondas de medianoche o Los super 20 radio joven. Esta compenetración entre Radio Nacional y Soria se ha reflejado en numerosas actividades, una de ellas cuando la entonces Radio Juventud apadrinó, en 1959, a las trillizas gitanas y, junto con sus oyentes, ayudó a los padres de las niñas a superar las primeras dificultades de las recién nacidas. Una vinculación que se traduce en la creación de un cuadro artístico, en 1953, que interpreta para la radio más de doscientas obras de teatro y novelas. Más tarde, en 1962, la emisora hace un recorrido por toda la geografía soriana con el programa Ronda por la provincia. No nos olvidamos de la literatura, con la convocatoria del certamen literario Toro de plata, y acompañamos diariamente a los deportistas sorianos en su expedición a los Andes en 1975. Son algunas de las muchas actividades con las que Radio Nacional en Soria se ha convertido en punto de referencia de esa especial relación que ha existido, existe y existirá entre la emisora y los sorianos. Actividades que, en la mayoría de las ocasiones, han puesto asimismo de relieve la labor de servicio público que presta Radio Nacional, no sólo porque así lo indiquen sus Estatutos, sino por auténtica vocación, como en 1980, cuando, con ocasión del grave accidente ferroviario de Torralba del Moral, la emisora instaló sus micrófonos en el escenario del suceso, y no únicamente para informar, sino para establecer contacto con los familiares de las víctimas. Estos recuerdos son ejemplos de la especial vinculación entre la radio y su audiencia, una vinculación protagonizada, cada día, por los más de 150 profesionales que han dejado muestra de su buen hacer en la emisora en estos cincuenta años que ahora cumple Radio Nacional de España en Soria, medio siglo de complicidad con los sorianos, propiciada por el afecto de sus habitantes hacia la emisora y por la entrega de los hombres y mujeres de Radio Nacional hacia Soria y los sorianos. Felicidades a todos. ©
Mª Jesús Chao Álvarez de Sierra
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