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EL DUERO, SORIA Y MACHADO Gumersindo García Berlanga
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Con tan sugestivo título, Gumersindo García Berlanga acaba de publicar un libro dedicado a Antonio Machado, que ha sido prologado por Natalia Figueroa. Dedica el libro –una larga y emocionante dedicatoria- a todos los niños, y recoge en ella los poemas, o las estrofas, en las que Machado se acordaba de ellos. Tan original como la dedicatoria, es el resto de la publicación. Gumersindo parte de un poema, o parte de él y, a modo de comentario de texto personal, humano y profundo, con palabras emocionadas, dice a todo el que le lee cómo él siente, que le sugiere ese poema, ese verso. A la vez, lo relaciona con el entorno que describe el poeta. La primera parte está dedicada al río Duero y lo que Antonio Machado escribió sobre él, que no fue poco. En el resto del libro, el autor aborda temas más generales, como la soledad, la amargura, la pérdida de la esposa, la marcha de Soria, en definitiva, el “Diálogo eterno entre Soria y Machado”, como titula uno de los capítulos. “Si alguien quiere llenarse de eternidad que venga a Soria, que se llene del austero paisaje, que abra bien las ventanas del alma y despierte el corazón y alerte el oído para escuchar el verso callado, de huella profunda, que Antonio Machado clavó en el paisaje con la sangre de su sangre y miel de su ternura, señalando caminos para metas desconocidas que impacientan el corazón, que ahoga su latido…”. Gumersindo García Berlanga –Gumer para los amigos-, hombre campechano, simpático y generoso donde los haya, dedica unas páginas del final a agradecer a aquellos que le enseñaron, como su maestro, Cayo García Olalla, y los que se preocuparon por su futuro, escuchándole de mozalbete, y animándole en sus devaneos literarios, doña Matilde de Gamboa y el marqués de Santo Floro.
Isabel
Goig
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