.

 

SORIA, AYER
Joaquín Alcalde Rodriguez

Imprime: Santos Ochoa
Soria, 2004

 

De la presentación en Librería Santos Ochoa (1-4-04), por Isabel Goig

 Joaquín Alcalde Rodriguez, el autor de este libro que presentamos, es bien conocido de los que estamos aquí. Así que diré sólo que este joven de alrededor de sesenta años ha dedicado buena parte de su vida al deporte, y más concretamente al periodismo deportivo, donde se le conoce y se le quiere. Diré también que escribe muy bien, tanto técnicamente (que no es fácil), como simbólicamente, o sea, que transmite el mensaje, algo imprescindible si un escritor quiere ser leído. Ha publicado libros de temática deportiva y por fin se ha lanzado a publicar este que hoy presentamos. Ha escuchado los consejos de su mujer y de sus amigos (...)

Cesar Millán dice en el prólogo que “el autor nos transmite las visiones, sonidos y olores cotidianos de una Soria de la que somos herederos”, más adelante afirma que estas historias pueden servir de estudio etnográfico. Estoy de acuerdo con Cesar: es un estudio etnográfico en cuanto expone cómo vivía un pueblo, Soria, en una época determinada y cómo también parte de esas vivencias han quedado no sólo en el recuerdo, sino también en el lenguaje, en las costumbres, en el vivir en definitiva.

Pero no nos asustemos, no estamos ante un libro de investigación con notas a pie de página, gráficos, pirámides de edades y todo eso. Estamos ante un libro dividido en 20 apartados o capítulos, es decir, en 20 recuerdos narrados. No son relatos, ni cuentos, porque, aunque a veces lo parezcan, parten de una realidad y desarrollan esa realidad tal y como los jóvenes o no tan jóvenes de la época, entre ellos Joaquín Alcalde, el autor, la vivieron. La Literatura llama a esta forma de narrar costumbrismo, el reflejo de las costumbres, el retrato de ellas, que también se usa, con más propiedad, en la pintura, por ejemplo tenemos un pintor soriano costumbrista, Maximino Peña.

Veinte apartados decía, 20 recuerdos... El primero de ellos, los bares de antaño, le sigue el tañido de las campanas y el pito del tren, cuando se iba de campo, las ferias, las fiestas de los gremios, los juegos populares, la casa del ascensor y las puertas giratorias, carteleras del Collado, La Exclusiva, la traída de los toros, La Caja, el Palacio de los Condes de Gómara, la misa de doce, nombres de siempre, la comitiva oficial, tiendas de ultramarinos, verbenas de los barrios, la sala de juntas, la costalada del obispo y Martes Escuela.

Los he querido decir todos para que veáis que en “Soria, ayer”, no falta casi nada, de la Soria de los años cincuenta y sesenta.  Con este libro “total, preciso y exacto”, como diría Machado, vamos a recorrer la Soria de nuestra infancia y juventud (...)

Escucharemos el pito del tren, y según el tono, sabremos de dónde soplaba el viento. Reviviremos un día de campo, muy parecido en todos los sitios, en Soria, dice Joaquín, que se iba al Perejinal, y se cocinaba una paella con cangrejos que se cogían a mano, mientras se hacía el sofrito. O a Martialay, en tren, todo el día, los chavales provistos de varetas con liga para cazar pajarillos y comerlos fritos. Riquísimos, yo también los he comido. Ya sé que ahora está prohibido, pero entonces no, y son recuerdos de infancia que no queremos borrar.

Visitaremos, guiados por Joaquín Alcalde y su máquina del tiempo, las ferias, en ese espacio que todavía conserva el nombre de Ferial. Pueden verse los garitos con torreznillos, tortilla de patatas y bacalao rebozado, salado, para vender más vino. El viejo del “Calendario Zaragozano”. La charlatana, “La maña”, que vendía “carteras de piel de tomate viudo”. Las fiestas de los gremios, los juegos populares, guá o canicas, chapas... y las estratagemas que se valían los chavales, en tiempos donde la moneda corriente corría poco y los muchachos tenían poco poder adquisitivo, para hacerse una pelota, por ejemplo, sin tener que gastarse ni una perra gorda.

Con este libro como “médium”, subiremos en el ascensor de la casa de la Avda. de Navarra, que todavía se conoce, precisamente, como “Casa del ascensor”, y jugaremos con las puertas giratorias. Desde esa casa iremos a ver las carteleras del Collado, la calificación moral de las películas, las confiterías, los aldeanos alrededor del Torcuato... Subiremos a un autobús de “La Exclusiva”, con hijuela, y se extraña Joaquín, se ve que no viajas ya en autobús. Todavía, algunos de los que van a Zaragoza, son con hijuelas, o sea, que paran más de lo habitual.

Me he enterado de un asunto curioso, que nunca había leído en sitio alguno, el criadero de champiñones que había en el Palacio de los Condes de Gómara. No falta en este libro la crítica para con algunos comportamientos que han acabado convirtiéndose en rito, como la comitiva oficial del Domingo de Calderas. De temas reivindicativos sabe mucho un vate que aparece también por las páginas de “Soria, ayer”, se trata de Lucio Arévaco, o lo que es igual, Julio Herrero, persona esencial, y creo que con eso lo digo todo.

Hay un capítulo que me gusta especialmente, y es el que recorre las tiendas de ultramarinos: la del Anastasio, la Bola de Nieve, la de Celestino, la Vda. de Sixto Morales, los Cochinillas, la Flor Sevillana, la Oriental..., aquí enfrente tenemos una, la única que queda, junto con los Cochinillas, es la de los Tres Arcos.

“Soria, ayer”, recoge casi todo aquello que formó y conformó vuestra vida, cómo se vivía, con lo que ello implica: divertirse, jugar, trabajar, sufrir, llorar, comprar, reír... Su lectura nos va a hacer felices, así el tono directo y sencillo con que Joaquín Alcalde lo narra. Si no le conociera diría: “ha acertado con el tono”, pero es más que eso, como lo ha vivido y sabe narrar, sabe transmitirlo.

 Del prólogo de Cesar Millán

(...) Sin más pretensión que recuperar las estampas de aquella ciudad y recurriendo únicamente a la memoria, el autor nos transmite las visiones, sonidos y olores cotidianos de una Soria de la que somos herederos. Gracias a estas narraciones no sólo reconstruimos el pasado más inmediato de la ciudad del Duero, sino que llegamos a entender muchos de sus topónimos.

(...) La vida y las gentes de Soria son los verdaderos protagonistas de este libro, un libro que a poco que se mire se convierte en un perfecto estudio etnográfico de la Soria de aquellos años de posguerra y que sirve perfectamente para comprender la evolución de una ciudad de provincias como lo es Soria...

  Cesar Millán

Ficha del autor y bibliografía

Web de Joaquín Alcalde  

 

Biblioteca Sorianaindex autoresindex títulosescritoresgoig soler

inicio del web
© soria-goig.com