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Aún se bendicen los campos
Dedicado a todos los habitantes de las Tierras Altas de Soria
'Aún se bendicen los campos', es una película, un medio metraje y es, además, una hora de visionado emocionante incluso para quienes ya conocemos los paisajes y las circunstancias de la zona reportajeada. Hemos visto muchas veces las botellas polvorientas, la ropa vieja abandonada en las perchas (como la de el abuelo Marcos, de Sarnago), las casas sin tejados, las paredes desdentadas, los muebles desvencijados..., pero se han presentado ante nuestros ojos sin demasiada poesía, todo lo contrario de lo que ahora comentamos. Esta película deja poco espacio a la esperanza y mucho a la tristeza, pero es una tristeza que, de pronto, se rompe en un estallido de vida gracias a un rebaño de ovejas, a unas jóvenes vestidas de móndidas o a una niña de blanco que toca un redoblante de manera anunciadora, carente de emoción. Pequeñas pinceladas, cuadros que pueden pasar desapercibidos para quienes no conocen la realidad de un mundo rural ya en decadencia, de unos pueblos que fueron y no son, van dejando ver, entre el frío y la nieve, qué y cómo fue ese mundo hoy casi perdido: la mujer lavando en el río, el rebaño, las fiestas y el aviso firmado por Marcos León de que por haberse marchado el 90% del vecindario ya no se celebrarán más, los taburetes alrededor de lanas y botones para reunirse en trasnochos, las estanterías polvorientas de un bar-tienda, el fotógrafo ambulante que aparece de vez en cuando con su trampantojo de maravillas exóticas para dar fe de lo último. La película está dividida en distintas escenas: la custodia, las promesas, la busca, pinares, soledades, Dios bendiga cada rincón de esta casa, la raña, la espera, el sombrío, las primaveras, tentenube y premonición. Todas ellas tienen un hilo común: el cartero o peón quien, cartera al hombro, recorre a pie todos los pueblos dejando entre las juntas de las piedras el correo y dejando también las únicas huellas en la nieve. En la segunda escena, 'las promesas', una procesión laica va dejando notas o exvotos, en las juntas de las piedras de un muro, notas que, probablemente, serán lamentaciones, como en el muro de Jerusalén. Un hombre busca, desesperadamente no se sabe qué, aunque encuentra una fotografía, un pañuelo bordado, pero sigue buscando. Y unos hombres, en silencio las bocas pero no los ojos, se reúnen en un abrigo rocoso con la preocupación pesando en los hombros. En un último acto, los pocos habitantes, en procesión que recuerda la de la Santa Compaña, marchan hacia tierras prometidas. Por un momento la niña de blanco parece que va a permanecer, pero de un salto, también marcha. Mientras, el cartero, sentado a la orilla del río, va tirando, una a una, las cartas que ya carecen de destinatario. Una mujer parece ser que se queda, junto a un córvido, tal vez como la Macorina de mi relato, para cuidar del pueblo y sujetar con sus manos las piedras que aún quedan en pie. La música hermosa, la fotografía más que notable. En definitiva, una película bellísima en su propia tristeza.
Ficha técnica Guión y dirección: Vera Herrero Mercader Fotografía y cámara: Paco Belda AEC y Ximo Fernández AEC Montadora: Cristina Otero Música original: Arturo Cardelús Dirección de producción: Alicia Tellería Montaje de sonido: David Rodríguez – La Pecera Sonido directo: Javier Belda Producción ejecutiva: Vera Herrero Mercader Producción asociada: Elena Manrique. Con la colaboración de Film Fatal Estudio de postproducción: Free Your Mind Dirección general: Eduardo Jiménez y Miguel González Supervisión de postproducción: Lucía Carrero Rodríguez Coordinación de postproducción: Alejandro Gigan y Lara Gómez Etalonaje: Raquel de la Haza Ayudante de etalonaje: Albert Sellés Composición de VFX: Pablo Morán, Asis Gómez, Jorge Buitrago Víctor Palacios Motion graphics: Aída Antolín Soler Editor de VFX y conformado digital: Raquel de la Haza Producción técnica: Rosana Hernández Administrador de sistemas: Santiago Sandoval Dron service Air Films: Jorge Alvargonzález Actores: David Sánchez, Felipe García Vélez, Julio García Vélez y Manuel Brun © soria-goig.com  |
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