Juan
Cruz Ormazábal
Cineasta soriano
Juan Cruz Ormazábal nació en Soria, el 24 de
noviembre de 1921. Inició su carrera artística realizando fotos en blanco y
negro, por los años cincuenta. Continuó en el cine amateur de donde pasó al
profesional, realizando reportajes de costumbres y tradiciones, que pueden
considerarse documentos etnográficos, tal y como tuvimos ocasión de visionar
en el Gaya Nuño. Su obra ha merecido la consideración de los distintos
jurados donde ha sido presentada, San Sebastián, Santander..., y ha obtenido
premios Dolor de Isla, Manos artesanas, entre otras.
Vamos a seguir, para presentar la figura y la
obra de Juan Cruz, las palabras que Esther Terreros Baquerín utilizó,
emocionada –es compañera de trabajo de David Ormazábal- en el homenaje de
la
Fundación
Gaya Nuño (acto
que fue completado, con la entrega de una figura a tres de sus hijos, dos de
ellos –las hijas-, llegadas desde las Islas Canarias para recoger el
recuerdo que sus paisanos le brindaban y trasladarlo al lugar “donde le
llevó el amor”, hace ya muchos años),
apoyada en la parte técnica por el trabajo de investigación
de Julián de Lallana:
“En 1939, muy joven, con 18 años, llega a
Canarias. Poco tiempo después –estamos en 1941- ingresa en Iberia, empresa
en la que alcanza el puesto de capataz jefe de tráfico. Este trabajo le
permite adquirir algún material, pues ya le tienta poder expresarse en
imágenes. En la década de los cincuenta se desata abiertamente esa pasión.
Se hace con diversos aparatos y comienza a realizar filmaciones de
tradiciones laguneras en plan amateur, siempre en formato de 8 mm. y en
blanco y negro. Películas que, con el tiempo, despertaron el interés de TVE
Canarias por tratarse de documentos inéditos difíciles de recuperar y de
gran valor etnográfico. Entre las obras realizadas por Ormazábal entre 1950
y 1965, el Ente Público adquirió Romería de San Benito, Fiestas
del Cristo de la Laguna, El Corpus Christi y Documentos y
tradiciones. El documental es, como puede observarse, su especialidad.
Estamos ante un documentalista nato.
En 1965 se crea una asociación de
realizadores en el Ateneo de La Laguna de la entrar a formar parte, junto a
Juan Cruz Ormazábal, nombres de profesionales de tanto prestigio como los
hermanos Teodoro y Santiago Ríos (autores de Yaiza, Guarapo, Mambí),
Roberto Rodríguez, Antonio Casanova, Roberto Taurony y Antonio Salgado.
Todos ellos constituyen las bases más destacadas del cine canario. Son no
sólo colegas y compañeros, sino también amigos interesados en promocionar un
cine autóctono de calidad que refleje la idiosincrasia canaria.
La filmografía de Juan Cruz Ormazábal es
extensa, abarca alrededor de cuarenta cortos realizados entre los años
cincuenta y ochenta, con dos temas esenciales: Canarias y Soria. Durante sus
vacaciones, en julio de 1981, dio a conocer buena parte de su obra a los
sorianos en el Hogar del Pensionista, junto a trabajos de otros cineastas de
las islas. En el programa figuraron títulos como Dolor de Isla, Fiesta
Canaria, El precio de la vejez, El juego del Palo, Manos artesanas de
Tenerife, Idiopatía, Carnaval de Tenerife y Soria y Machado”.
Entre 1977 y 1980 filmó en Soria: Almazán,
villa ilustre; Machado y Soria; Numancia, Tiermes, Calatañazor, y
Idiopatía. Esta última, junto con las dos primeras, tuvimos ocasión de
visionarlas en el Gaya Nuño, el miércoles 17 de noviembre. De ella, dijo
Esther Terreros:
“De ella se ha dicho que emociona. Desde el
diálogo mantenido entre el padre (Ormazábal) con el hijo (David),
inquisidor, preguntón, ingenuo, infantil y sutil, quien deja apabullados,
maltrecho y sin contestaciones concretas, convincentes, aclaratorias al
padre. “¿En qué piensas, papá?” Inquiere insatisfecho el niño al padre
emocionado. Y surgen las contestaciones con imágenes, con diálogos
hirientes, fuertes, de denuncia social. Y quedan plasmadas para la
eternidad, para las generaciones actuales y venideras todo lo podrido, lo
maloliente, lo aterrador que había en esa Soria de los 80 y que, en buena
parte, sigue igual, sin corregirse. Traseras de la calle Real, con sus
techos derruidos, la misma calle con sus vestigios heráldicos en sus
fachadas, nido de putrefacción, de ratas, de estercoleros, de miseria
medieval. Vigas en el aire, canalones y wateres por el suelo, desperdicios,
inmundicias...”.
La película a la que se refiere Esther es
Idiopatía, filmada en 1980. Ese mismo año y por esta película, se le
otorgó la Fíbula Celtíbera, dotada con cincuenta mil pesetas, uno de los
Premios Numancia de Cine Amateur, patrocinado por la Diputación Provincial.
En Idiopatía, el hijo (David) va
recordando ante el padre aquello que ha escuchado sobre Soria, todos los
tópicos de las Fiestas de San Juan, Machado, el Duero, San Saturio, lo que
se presentaba a la gente que llegaba, aquello a lo que se le lavaba la cara
un poco, lo justo para quitarle los churretes, pues hasta los claustros de
la concatedral de San Pedro se mostraban dejados y con basuras. El padre
muestra entonces ante el hijo otra cara de Soria, de aquella Soria de hace
casi un cuarto de siglo, a la que, tal vez, estaban esperando dar el
cerrojazo, una vez hubieran partido hacia otros lares los pocos sorianos que
todavía resistían. Luego llegaron otros tiempos, no de restauración de
viejos y nobles edificios, sino de derribo y especulación. Pero eso es otra
historia.
Decía Esther que Juan Cruz inculcó ese amor
por Soria a sus hijos. Uno de ellos, David (quien lleva como segundo nombre
Saturio), trabaja en la capital, ahora en Canal 4 y Antena 3 nacional. Por
cierto, David fue galardonado como mejor actor infantil en el Certamen
Internacional SNIACE 78 de Torrelavega (Santander). Trabajó también a las
órdenes de Roberto Rodríguez en la película Lucha canaria. Su
hermano, José María Ormazábal rodó varios cortos, en uno de ellos, Los
Reyes Magos, contó con la interpretación de su hermano David. Tanto José
María como David están casados con sorianas. El amor de Juan Cruz por Soria
le llevó a viajar hasta la capital que le vio nacer para llevar hasta las
Islas agua del Duero con la que bautizar a dos de sus nietos.
Es, pues, bien merecido todos los homenajes
que se le hagan a este soriano afincado en Canarias, Juan Cruz Ormazábal.
Aunque él, ahora, se halle inmerso en otro mundo, ese en el que los
recuerdos van desapareciendo. Pero los hijos, que vienen a significar la
prolongación de los padres, han recibido con enorme satisfacción el
reconocimiento de Soria.
© Isabel
Goig
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