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Arte en los Pueblos
José Escribano Calvo Un artista casi nonagenario
Isabel Rodríguez nos recomendó un viaje a Ólvega para visitar lo que fuera zapatería de don José Escribano Calvo. Hablamos con él por teléfono y se mostró remiso a recibirnos aduciendo que era mayor y no podía atender a grupos. Aclarado que como mucho iríamos dos, aceptó de buen grado. Nos encontramos con un amable señor que no aparenta la edad confesada.
En la casa que fuera familiar y donde él pasó muchos años ocupándose de su zapatería, muestra José una colección de miles de miniaturas de oficios que, casi todos, han quedado ya para el estudio antropológico. Carboneros, boticarios que trabajaban fórmulas magistrales, tejeros, molineros, tejedores, sogueros, queseros... Un mundo en miniatura. Lo más destacable es que están hechos de manera tan perfecta, que podrían llegar a funcionar. Por dentro, la maquinaria está construida con todos y cada uno de los elementos y con el material propio reciclado por José. Si se acude con tiempo, José explicará las características de cada oficio. Por ejemplo, el horno reproducido para extraer resina, advierte que ha de ser del tronco del enebro por que el resultado era una resina muy fuerte que, entre otras utilidades, tenía la de tapar con ella las heridas de las caballerías y evitar que entraran bichos.
Además de esta colección, que el autor estima en unos siete mil elementos, realiza monumentos en miniatura, como la torre de Noviercas, con piedras pequeñas. Fue, y es, don José Escribano, santero de la ermita de San Bartolomé, románica del siglo XIII, sita en el actual despoblado de Cuel de gallinas, donde antes se acudía en romería y ahora sólo se oficia una misa. Al estar en despoblado, el santo está protegido en el domicilio de José.
No tiene intención de jubilarse en la tarea de realizar miniaturas pese a que la visión le falla. Tal es así, que en otro espacio está realizando la ciudad de Numancia. soria-goig.com, primavera de 2019
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