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Desde hace cinco siglos y sobre todo desde el Reinado de los Reyes
Católicos, por la Cañada Real Soriana, los trashumantes de las Sierra
del Alba y comarca de Tierras Altas hacían el periplo a Extremadura y
Andalucía en tan solo 38 días, dependiendo si iban caminando o en
caballería. Permanecían en los invernaderos desde Octubre a Mayo del año
siguiente, mientras tanto las madres, hijas, niños y abuel@s quedaban en
la sierra al cargo de haciendas, campos, crianza y administración de sus
familias.
El eslabón que me une con esta figura materna de trashumantes valientes
es mi madre Patrocinio Ridruejo, recién desaparecida, a la que dedico
este homenaje por su coraje; nunca renunció a su pueblo, apasionada de
tradiciones y costumbres; sus padres eran primos segundos y sus abuelos
llegaron a pedir permiso a Roma para poder casarse. Preservaron mucho lo
popular con toda su pureza como lenguaje, dichos y oficios, y al unirse
en matrimonios convenidos nos dejaron estas benditas herencias.
De esta familia tan conocida os diré que desde el 1560 más o menos,
cuenta el octogenario primo Ángel Ridruejo, en qué momento llega el
primer Ridruejo a mi cuna; el origen es poco claro, todo son rumores
sobre su origen; hay quienes afirman su origen judío, procedente de
Cornago. Y hasta se comenta que en sus últimos momentos rehusó la
confesión y comunión.
El el siglo XVI se produce el primer asentamiento, fueron cuatro casas
de pastores, que ocuparon el antiguo castro Celta situado en el término
de los Castellares, junto al pueblo, el Collado, en Valdeparas, donde se
encuentra el río enclave de los Sotillos y el puente de San Pedro. A
este asentamiento lo denominaron “Pin Pon”, en el futuro inmediato
instalarán una presa de agua.
Recuerdan los antiguos que en la Iglesia de S. Andrés Apóstol debajo de
la actual había otra que se llamaba San Martin. Mi padre hacía mención
de que en el término municipal había doce ermitas entre ellas la del Ave
María, San Juan, S. Miguel, S. Bartolo y la del Santo con su hornacina
para orar a la Virgen, donde en vísperas, maitines al comienzo del día y
al ocaso para dar gracias. Hoy sus mudos testigos son las piedras
amontonadas en barrancos, laderas y parcelas que nos hablan de un pasado
de oración.
Si en los 25 pueblos de la mancomunidad tenían en todos la festividad de
las Móndidas aquí se perdió, como en muchos otros lugares, algún día
como en Sarnago, ejemplo a imitar, podría ser que se celebren en más
pueblos.
Estas familias trashumantes vivieron desde 1616 en una casa pequeña: con
posterioridad Ignacio Ridruejo continuó habitándola junto con su mujer
Jacoba Barrero y sus diez hijos dedicándose a la ganadería con todo tipo
de animales.
De ese medio rural, salió la saga de los Ridruejo, dando fama al
apellido: fundaron farmacias, bodegas, comercios, droguerías; otros
fueron prestamistas como Policarpo; los hubo que se distinguieron como
Epifanio Ridruejo Barrero por ser el fundador de la Cámara de Comercio
de Soria; otros como su hijo Epifanio por ser el fundador de la Banca
Ridruejo, otro de los Ridruejos destacó al llegar a ser provincial de
los jesuitas en América Latina y sobre todo Dionisio Ridruejo, poeta y
escritor, que pasó por contradictorios avatares en la política siendo
finalmente el impulsor del partido socialdemócrata que propició un nuevo
amanecer de España; otros como mi bisabuelo Alejandro se quedó en San
Andrés. Este último tuvo tres hijas, una de ellas, Florentina Ridruejo
madre paterna que tuvo doce hijos.
Junto con Ignacio, mi bisabuelo paterno, Isidoro Jiménez, estudiaron y
se ordenaron para curas, los apodaron “Los curillas“. Como el obispo
tardaba en asignarles destino colgaron los hábitos y se casaron con dos
mozas del lugar. Cambiaron sus vidas sacerdotales por el amor a la
familia.
Compraron las tierras y pastos comunales donde reza en escrituras “que
son los pastos para hijos habidos y por haber por siglos”. Hicieron
pagarés. San Andrés que era cabeza de partido con ayuntamiento propio
permitió de esta manera que todos los ganaderos pudieran comer del campo
y la ganadería sin hambruna.
Por ello preservaron mucho más lo popular, con más pureza, lenguaje,
dichos y oficios. Por juntar con los matrimonios convenidos quedaron
estas benditas herencias.
Desde el año 2000 la subestación más grande de Europa tiene asentamiento
con cuatro parques eólicos situados en la sierra del Alba-Cayo,
Castilfrío, Matasejún y Valtajeros, declarando de utilidad pública la
obra, con un impacto ambiental de sus bellos paisajes. Se le ha dado
prioridad a la tecnología sin rendimiento, al derecho a mantener las
cañadas reales por derecho ancestral y legal.
A esas generaciones de antepasados endogámicos, típico de los lugares
alejados, les hacían relacionarse para sobrevivir y progresar
dignamente.
Esa es mi suerte, la ruleta de la vida. La providencia quiso que mis
abuelos: Félix, Florentina y Teófila, permitieran casarse a Manolo y
Patro: una bonita historia de amor, boda esperada y sonada de nuestros
padres que por ahora son los ÚLTIMOS ABUELOS de los cuales me
enorgullezco.
¿Qué hacemos para dar vida, empleo, desarrollo a estas comarcas?
Sinceramente volver al mismo punto donde llegaron los ganaderos fuertes
de antaño. LA UNION. Dando oportunidad a los que empiezan; sobran casas,
tierras que se pueden alquilar o prestar. La idea de Cooperativas o
pertenecer a la Mancomunidad de Tierras Altas podría materializarse con
la unión de todos promoviendo nuevas explotaciones.
Si vivieron antes con menos y tantos hijos se podría intentar de nuevo
abordando proyectos para el futuro. Estamos todos implicados, somos
responsables del AHORA, del FUTURO CERCANO para que la desolación tarde
siglos en llegar…
©
Irene Jiménez Ridruejo, 2017
Publicado
en la Revista de la Asociación de Amigos de Sarnago, nº 10, julio de
2017