La Trashumancia - La Mesta

Alberto Luque Cortina
© Medio Ambiente y Desarrollo, 2000

 

LA TRASHUMANCIA

La trashumancia del latín "trans"(de la otra parte) y "humus"(tierra), es un movimiento cíclico en el que los pastores conducen su ganado desde una región hasta otra de clima diferente, con el fin de asegurar durante todo el año la adecuada alimentación de sus animales. 

EN BUSCA DE LA TIERRA 

En España la trashumancia se identifica con el traslado de rebaños a finales de septiembre, del norte al sur, a los pastos de "invernada", donde el ganado permanece hasta mayo, momento en que el pastizal empieza a amarillear y se regresa a los prados de montaña "agostaderos", donde permanecerán hasta la llegada del mal tiempo, a finales de septiembre. 

Si bien existen indicios de movimientos pecuarios en la España prerromana, la primera legislación escrita sobre el tránsito de ganado no aparece hasta el siglo VIII, en el Fuero Juzgo visigodo. Sin embargo, deberá esperarse hasta el siglo XII para que la trashumancia, tal y como hoy la entendemos, inicie su gran desarrollo, limitándose hasta entonces a trayectos cortos denominados transterminancia.  

Siendo España un país con amplia tradición ganadera, ¿ por qué la trashumancia no apareció hasta el siglo XII? La respuesta es sencilla: imagina un rebaño de 1.000 o 2.000 cabezas atravesando la península en aquellos conflictivos tiempos, sometido a las acciones de los ejércitos cristianos y musulmanes o a los ataques de las bandas de ladrones o de los lobos, sin protección física ni jurídica para animales ni hombres, sin caminos estatales y sin pastos seguros de invernada...

Fue a mediados del siglo X III cuando los rebaños pudieron desplazarse por el reino de castilla sin excesivos peligros: a medida que la pacificación se extendía las zonas de trashumancia se fueron ampliando, creciendo también las vías por las que pasaba el ganado hasta configurar una red de caminos de más de 125.000 kilómetros que comunicaban los pastos de verano del norte (León, Burgos, Soria o La Rioja) y los pastos de invernada en el norte de Andalucía, La Mancha y Extremadura. De la importancia de la trashumancia da buena fe Sánchez Albornoz cuando afirma que:

La reconquista fue en parte el duelo perdurable entre la oveja cristiana y el caballo árabe

 

Alberto Luque Cortina
© Medio Ambiente y Desarrollo, 2000


 

LA MESTA

A principios del siglo XIII surgió una gran organización que respetaba los derechos y los intereses de los ganaderos, inicialmente castellanos y leoneses: el Honrado Concejo de la Mesta. Denigrada por unos y ensalzada por otros, la Mesta fue, hasta su desaparición en 1836, una institución de gran trascendencia en la historia y economía española. Durante seis siglos, un lapso superior al de la existencia de muchos países, dedicó gran parte de sus esfuerzos a preservar los caminos por los que discurriría la oveja merina: las Cañadas.

Bajo protección real, la mesta iniciará su ascensión, convirtiéndose en una de las instituciones más poderosas de la monarquía hispánica. Para ello, se concederán numerosas prerrogativas y privilegios que provocarán las protestas de pueblos y villas, originando la "leyenda negra" de la Mesta.

Por ejemplo, la ley de posesión otorgada por los Reyes Católicos, permitía a la institución disfrutar de la posesión indefinida de pastos a precio del arriendo primitivo, o gratuitamente si las reses hubieran ocupado la finca durante un tiempo sin que los dueños lo supieran, o sabiéndolo no hubieran hecho reclamación expresa de sus derechos de propiedad.  

Aunque la mesta mantuvo una enorme influencia durante muchos siglos, su poder efectivo comenzó a disminuir a finales del siglo XVI. La abundante legislación prohibiendo y multando severamente a aquellos cerrasen o roturasen las cañadas confirma que las leyes se incumplían constantemente, como así se refleja en los escritos de los Hermanos de la Mesta y en los numerosos litigios abiertos a raíz de estas transgresiones.  

La decadencia final de la Mesta se inició en el siglo XVII, con la subida de Carlos III al trono. Las nuevas corrientes reformadoras motivaron la promulgación de varias leyes en las que se derogaba la Ley de Posesión, se concedía a los municipios el derecho a disponer de los terrenos comunales y se suprimía la figura del Alcalde Entregador. 

Las críticas, especialmente lanzadas desde los sectores ilustrados, se intensificaron a partir del siglo XVIII. Sin duda tuvo que ver el aumento demográfico español en el siglo XVIII - de 7 a 10 millones de habitantes- que trajo la necesidad de ampliar la superficie cultivable, y la preponderancia dentro de la mesta de los grandes ganaderos en perjuicio de los pequeños propietarios, convirtiendo a la organización en una institución peligrosa por su poder y su espíritu conservador en clara oposición al espíritu reformador ilustrado.  

Con algunos altibajos ligados a la coyuntura política española, la decadencia de la Mesta se acentuó a mediados del siglo XVIII, hasta su desaparición en 1836 y su sustitución por la Asociación General de Ganaderos del Reino. 

 

Alberto Luque Cortina
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Revista SARNAGO nº3


 

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