Alrededor de
cien juegos se hallan recogidos en este libro. Difícil será que no
encuentres aquél que jugabas cuando eras pequeño o que veías jugar a
tus abuelos... Hemos seleccionado algunos, quizá menos conocidos, pero no por ello menos
curiosos. A los interesados os recomendamos la lectura del libro donde
podréis encontrar desde los típicos de la provincia hasta los más
conocidos como: el guá o canicas, los bolos, la tanguilla, el guiñote, el
marro, la rayuela, la petanca, el corro, la pita, el soga-tira, el
hinque...
CAZAR
MAIMONES O GAMUSINOS
En Casarejos nos
contaron que ellos, cuando llega un forastero y quieren tomarle el pelo,
le envían a cazar gamusinos, animal imaginario que sirve para gastar
bormas, sobre todo entre los cazadores. Se trata de entregarles un saco y
decirles que por cada gamusino cazado, recibirá una gratificación. A
veces se llega hasta a acompañar al incauto al lugar donde,
supuestamente, aparecen - siempre por la noche - estos imaginados
animalillos. Las descripciones del "animal", al gusto de los
guasones, no han de ser muy terroríficas, para que el "cazador"
se anime. Eran las particulares novatadas que la gente de los pueblos
gastaban a sus visitantes. Los gamusinos o maimones, que evidentemente no
existen, son sustituidos por piedras de grueso calibre que los bromistas
(el juego se practica en noche cerrada, claro) van trayendo con prisas y
misterio y metiendo en el saco del embromado, al que conminan a que lo
mantenga bien cerrado para que no escapen. Como se comprende, el pobre
termina deslomado hasta que llega la hora de sacar los gamusinos del saco
y viene la sorpresa.
CHINAS O
ALENTRUÑO
Eutiquio
Cabrerizo de Fuentearmegil, nos informó de que en ese pueblo casi
limítrofe con Burgos, donde conservan tantas tradiciones, como enramar las
casas de las mozas durante sus fiestas patronales de julio en honor de
Santa Isabel, o cantar las marzas la última noche de febrero, se jugaba
al alentruño, con normas muy parecidas a las del juego de los
chinos,
pero con piedras y alubias en lugar de monedas. Se trata de adivinar el
número de piedras o alubias que esconden en sus puños los jugadores. A
buen seguro utilizarían alubias por la abundancia de ellas en esa
comarca, conseguida ya, por cierto, la denominación de origen
"alubia del Burgo".
JUDÍAS O
GÁLLARAS
Muy parecido a
las canicas o guá es el "juego de las judías", también
llamado de "las gállaras", porque se utilizaban estos frutos
para su práctica. Lo supimos en Rebollo de Duero, donde nos reunimos con
las "fuerzas vivas" del lugar capitaneadas por Octavio Yagüe.
Éste, concretamente, lo definió Alberto Gómez.
Se hacen cinco hoyos en el suelo: dos arriba, dos abajo y otro en el
centro. Las gállaras o judías debían meterse, desde una cierta
distancia unas veces o ayudándose con un empujoncito otras, en los hoyos.
El jugador que conseguía meter la alubia en el agujero del centro se llevaba
todas las que hubiera en los otros hoyos. Todos estos juegos en los que
intervienen hoyos y objetos para introducir en ellos, se practicaron muchos
en toda la provincia.
EN
BUSCA DEL TESORO
Javier Mozas Hernando, de Madruédano, ahora residente en Valencia,
recordó el juego de "en busca del tesoro" que él practicara,
heredado de sus mayores, en este pueblo del sur provincial. Se dividían
los jugadores en dos grupos. Uno pagaba y tenía que pillar al otro, cuyos
componentes se podían esconder por todo el pueblo e incluso por los
alrededores. El equipo que se iba a esconder elegía un objeto para
ocultar; las letras que componían la palabra de ese objeto se repartían
entre sus componentes. Cuando alguien del equipo que pagaba pillaba a uno
del otro equipo, lo retenía a toda costa a fin de evitar la fuga, y
debía conseguir la letra o las letras asignadas del objeto escondido.
Obviamente, el pillado, si quería, no tenía porqué dar a conocer sus
letras, aunque se arriesgaba a ser
"torturado" hasta verse obligado a "cantar". Con el
conjunto de letras de todos los cautivos, el equipo que paga ha de
recomponer la palabra y encontrar el objeto escondido.
EL
MOSCÓN
Los acogedores y
hospitalarios habitantes de Rebollo de Duero, no dudaron en escenificar
para nosotros "el moscón". Uno hizo de insecto con zumbidos
incluidos e imitando las alas con dos manos en movimiento, junto a la
oreja a fin de taparse los ojos y no ver lo que va a ocurrir con los otros
tres jugadores que se colocaron detrás de las manos. Estos tres le dieron
bien de bofetadas y le quitaron la gorra, y el moscón debía adivinar
quién era el que intentaba matar al moscón.
LA ZAPATILLA POR
DETRÁS
Tanto este juego
como el siguiente EL CONEJO DE LA SUERTE, son de corro porque los
participantes se sitúan así, aunque sentados, sin movimiento. Virgina
Urquía lo recuerda de su infancia en Almarza. Se trata de un juego en el
que se colocan todos los niños en corro, excepto el que la queda,
quien se sitúa detrás
detrás de ellos con una zapatilla que colocará
detrás de uno cualquiera, mientras todos cantan una canción:
A la zapatilla por detrás.
Ni la ves ni la verás.
Mirar para el cielo (miran todos)
que caen torrenos.
Mirar para abajo (bajan todos las cabeza)
que cae tasajo.
A callar, a callar
que el demonio va a pasar.
A dormir, a dormir,
que Jesusito va a venir.
Cuando la canción ha acabado todos estarán con la
cabeza apoyada en las piernas y los ojos cerrados. Entonces tantean su
espacio por detrás por si está allí la zapatilla. El que la tiene se
levanta para dar alcance al que la ha dejado, el cual intentará ocupar el
sitio dejado libre.
CONEJO
DE LA SUERTE
Rebeca Miralles lo jugaba en Berlanga primero y Rioseco
después. Todos en corro, podían participar también varones, aunque lo
normal –por lo pacífico- es que fueran niñas de entre 9 y 12 años.
Las manos se colocaban, alternativamente, unas encima de las otras, dando
la vuelta al corro, como si hubiera algo en ellas para dejar en las del
compañero. Mientras iban cantando:
El conejo de la suerte
ha salido esta mañana
a la hora de dormir.
Pum, ya está aquí
haciendo reverencia
con cara de vergüenza.
Tú besarás al chico o a la chica
que te guste más.
El niño que ha dicho
"más" debe besar al chico o la chica que más le guste. Pero se
podía elegir entre beso, atrevimiento o verdad. Beso: besar a alguien del
grupo. Atrevimiento: mandar hacer algo. Verdad: una pregunta y contestar
la verdad. Si la mayoría eras niñas es de suponer que la elección
sería la verdad. En cambio si era mayor el número de varones elegirían
atrevimiento. En cuanto al beso el corro debía estar bien equilibrado de
niños-niñas.
© Antonio
Ruiz, Isabel Goig e Israel Lahoz
(Del libro
"Juegos Populares Sorianos")
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