“NADIE CONOCÍA A NADIE” SORIA 1994 Carmen Sancho de Francisco |
1- MARIA María Ortega. María es enjuta, menuda, nerviosa. Nos conocimos en Valladolid, formábamos parte ella y yo, como vocal y presidente respectivamente, de un tribunal de oposiciones para profesores de Enseñanza Secundaria. Era el verano de 1992 y nuestro lugar de operaciones , un instituto cuyo nombre ahora no recuerdo, estaba situado entre la Plaza Mayor y el Pisuerga. Nos alojamos en un hotelito muy próximo a la Plaza Mayor y allí, en la terraza de un bar nos sentábamos al atardecer, charlando y charlando plácidamente. Resultó que teníamos muchas cosas en común, éramos profesoras de Geografía e Historia, ella más especialista de Historia en Segovia, yo más en Geografía en Soria; habíamos estado en la Universidad a finales de los años sesenta y de alguna manera habíamos participado en aquel ya mítico mayo del 68, ella en la Complutense de Madrid, yo en la de Zaragoza; teníamos ciertas inquietudes, ella más progresista, acaso yo más moderada, pero para lo que aquí nos ocupa, teníamos las dos una vivienda en Madrid ¡en la misma calle de Madrid!, eso era realmente sorprendente y daría lugar a muchos encuentros porque estando las dos en la enseñanza y en Castilla y León íbamos a tener los mismos días festivos, puentes y vacaciones en las que nos desplazábamos a Madrid. Así fue como quedamos una tarde en la cafetería instalada en los bajos del hotel Palace, en la plaza de Neptuno, allí nos reunimos ella y yo con mi familia, mi marido y mis dos hijas. Era una cafetería preciosa, a mis hijas y a mí nos encantaba, grande, espaciosa, con el mostrador circular en el centro y las mesas junto a las paredes; el mobiliario era de tono verde claro, las camareras con delantales a rayas blancas y rojas y un sombrero canotier, al estilo de los gondoleros venecianos de color verde claro con una cinta roja. En torno al mostrador reposaban unos sacos rebosantes de legumbres y hortalizas de colores muy vivos, pimientos, tomates, calabacines, etc,. Y en ese entorno distendido y propicio a la charla María comenzó a hablar del ambiente cultural de Segovia y allí fue cuando por primera vez nombró el cine-club de la UNED que en ese momento estaba declinando pero que había tenido unos años de gran actividad. Mi marido, profesor de la UNED de Soria se mostró muy interesado en conocer los detalles de funcionamiento, creo que en ese momento pensó en la posibilidad de montar ese proyecto en Soria y María explicaba cómo era más fácil legalmente montar un cineclub a partir de una asociación ya creada que intentar crearlo como una entidad independiente. Finalmente quedó en proporcionar a mi marido el teléfono del cineclub de Segovia para que se pusieran en contacto y conocer con mayor precisión los detalles de su puesta en marcha y funcionamiento.
2- POCHO José del Rincón, Pocho, es un profesor de música, compañero mío en el Instituto Castilla de Soria. Pocho es, era, un profesor joven, llegó al Instituto cuando yo ya llevaba bastantes años en el centro y desde el primer momento, no sé si por ser ya veterana, siempre me trató con gran respeto y deferencia:” Carmen Sancho, Carmen Sancho, no digáis que…”; al verme me recitaba algún verso clásico porque Pocho tiene gracejo y una gran formación humanística. Luego supe que su madre era compañera de mi hermano en la Sección de Agricultura de la Junta de Castilla y León. Fue en ese ambiente de compañerismo y complicidad cuando le propuse si quería asistir a un concierto en el Auditorio de Música de Madrid. Mi marido en alguna de sus temporadas de trabajo en Madrid había conseguido hacerse con dos abonos para toda la temporada que se renovaban anualmente. Teníamos y seguimos teniendo la oportunidad de escuchar a las mejores orquestas y directores del mundo que pasan por Madrid. En esa ocasión el concierto, como casi siempre era extraordinario, no recuerdo si la orquesta era la Sinfónica de Londres, la de Viena o la de Filadelfia o si el director era Mazel, Mutti o Abbado; el caso es que yo no podía ir, no sé si por tener que atender a mis hijas o por alguna reunión o evaluación en el Instituto. Pocho aceptó la invitación encantado y por la tarde marchó con mi marido a Madrid , al concierto. La verdad es que la experiencia no fue totalmente de su agrado porque, dijo, la percusión tuvo gran protagonismo y, claro, nuestras sillas están situadas en el coro justo en la 1ª fila detrás de la orquesta, casi rozando los tambores y timbales de modo que Pocho , gran especialista riguroso en el análisis de la obra, quedó desbordado por la magnitud del ruido que le impedía seguir con precisión los clarinetes y violines. Pero bueno, el concierto en este caso no fue lo importante; lo importante resultó ser la conversación en el coche hasta Madrid pues aunque mi marido conduce rápido, Pocho es un buen conversador y dio tiempo de hablar entre otros temas de la vida cultural de Soria, de la pobreza de la cartelera de los cines de Soria, entonces no existía Camaretas, y Pocho nombró al autor de por lo menos dos páginas completas que cada semana dedicaba a desentrañar la programación de los cines de Soria. Su nombre era Roberto González, creo que lo conocía de sus tiempos de estudiante, acaso habían coincidido en el colegio. Roberto, dijo, es un soriano que reside en Madrid pero sus padres viven en Soria, en el “bunker”, ese edificio muy grande, gris, de cemento que se construyó en los años 70 en la entonces llamada Plaza José Antonio. ¿ El Bunker?, pensó mi marido, pero si allí viven mis suegros y allí hemos vivido nosotros algunos tiempos de recién casados. Seguro que podré localizarlos y contactar con ellos.
3- ROBERTO Efectivamente yo no sabía quién era Roberto, sólo lo asociaba a las páginas de cine del Heraldo de Soria, pero con la información recibida, pronto un flash se encendió; González era el apellido de la familia que para mí eran los Secretarios de Candilichera, Faustino y Josefina, unos viejos conocidos, vecinos de mis padres, con quienes siempre se saludaban sobria pero afablemente. Yo había conocido al padre de Roberto muchos años antes, a comienzos de los 70. Recién acabados mis estudios universitarios decidí hacer mi tesis de licenciatura o tesina sobre El Campo de Gómara, un estudio socioeconómico; necesitaba elaborar unas pirámides de población y conocer la estructura por edades de una comarca de Soria cerealística y en fuerte proceso de emigración paralelo al progreso de la mecanización. Y así fui, muchas veces acompañada por mis padres, de pueblo en pueblo hablando con los secretarios de Ayuntamiento quienes muy amables me facilitaron los padrones de población para que allí mismo, en las dependencias del Ayuntamiento pudiera tomar los datos necesarios para mi investigación. Pero recuerdo especialmente que el Secretario de Candilichera, amable pero serio, me hizo firmar una declaración en la que yo exponía que los datos obtenidos de los padrones de población sólo los emplearía para el fin expresado. Me sorprendió en principio la exigencia de tal formalidad, pero pronto comprendí que iba a ser un requisito casi imprescindible en cualquier investigación. Además, pronto adiviné que mi alumna Mª Angeles González en el colegio de las MM. Escolapias era hija de los Secretarios de Candilichera . Mª Angeles era una alumna brillante y trabajadora que con el tiempo ha llegado a ser también profesora de Geografía e Historia en un Instituto de Madrid y en vacaciones siempre nos saludamos y hablamos de nuestra profesión, de los chavales de Secundaria, de las reformas en la enseñanza, etc .etc. Por eso, cuando yo asocié Roberto a su familia me resultó muy fácil abordar a su madre que, amabilísima y encantada, nos facilitó el teléfono de su hijo. Roberto se manifestó entusiasmado con la idea del cineclub que le propuso mi marido y su disposición ha sido tan grande y tan generosa que se puede decir que él es la pieza clave y principal de este proyecto , de modo que sin él el cineclub no podría subsistir. Desde aquel primer año Roberto selecciona con un acierto especial las películas que se van a proyectar, sabe buscar la creatividad, la originalidad pero también la chispa y el humor para lograr que los aficionados al cine salgan de casa y disfruten de una interesante velada. Sabemos que, con la benevolencia de su familia, dedica muchas horas de sus vacaciones de verano a preparar los comentarios de cada película, a los pormenores o anécdotas de su rodaje, al “curriculum vitae” de su director, al análisis y adaptación de los temas musicales, etc., etc. para plasmarlo después en una revista que es considerada una verdadera joya por los cinéfilos. Gracias Roberto.
4- PACO LUCAS O EL BANCO DE ESPAÑA Hay varias personas del Banco de España en Soria que también están unidas o relacionadas con los inicios del cine-club de la UNED. Uno es Francisco Lucas. Paco Lucas es lo que comúnmente llamamos un manitas, un perfeccionista; trabajaba como técnico en el Banco de España y por las tardes ayudaba en la organización de las cuentas de la Cruz Roja que en aquellos años creo recordar que estaba presidida por el Director del Banco Francisco Latorre. Paco era muy hábil con el ordenador y sería tras infinitas pruebas, ensayos y retoques, la persona que creara el acertadísimo primer logotipo para la revista del cineclub, por eso figura como colaborador en las primeras ediciones de la misma. Este logotipo presidió la portada de la revista diseñada por Ferrus y todos los carteles de la promoción y difusión del cineclub. También en el Banco de España trabajaba Florentino, “Tinín”, hombre inquieto, viajero, andarín, fotógrafo, etc. que desde el primer momento sería abonado y espectador fiel de la programación del cineclub.; desde su butaca en la primera fila del anfiteatro seguía las películas encantado porque si bien no recibía con nitidez el sonido original, los subtítulos eran para él y siguen siendo para los demás la ayuda ideal para entender y comprender los argumentos correspondientes. Allí con ellos, calentándoles la cabeza e incorporándoles al proyecto del cineclub estaba Carmelo de quien hablaré más adelante, que en ese momento era el Interventor del Banco de España en Soria.
5- FRANCISCO DE LA PLAZA El profesor Francisco Javier de la Plaza es una persona cultísima, educada, de un trato exquisito, catedrático-profesor de Arte en la Universidad de Valladolid. Además, el profesor de la Plaza era el coordinador de la asignatura de Historia del Arte que los profesores de instituto impartíamos en 2º curso de Bachillerato. Cada año nos reunía a principio de curso en el Departamento de Arte del Colegio Universitario de Soria en la calle Nicolás Rabal. Allí nos informaba de los objetivos a conseguir en los alumnos para que pudieran superar las PAU o Pruebas de Acceso a la Universidad que preparaban desde su departamento. Pero aquel año y aquel día de Octubre el profesor de la Plaza había impartido una interesantísima conferencia sobre “El Modernismo” en el Aula Magna Tirso de Molina. Yo asistí embelesada a escucharle, es un placer oírle y disfrutar de su vocabulario escogido, su sutileza en la exposición y su acertada interpretación . La conferencia ilustrada con proyección de imágenes se alargó mucho más de lo previsto y al terminar sólo pude acercarme un momento a casa para preparar la cena a mis hijas y marchar rápidamente a la Audiencia porque ese día empezaba su andadura el cine club UNED Al bajar corriendo por la calle de San Juan hacia el Ayuntamiento me encontré, casi choqué, con el profesor de la Plaza que acompañado por Lourdes, la profesora de Arte del CUS, estaba paseando tranquilamente por las calles de Soria, relajándose después de la intensidad de su conferencia. Sorprendido se quedó cuando le dije que llegaba casi tarde a ver la película de Tarantino “Reservoir Dogs” con la que se iniciaba el cineclub UNED. ¿Cineclub? ¿UNED? Pero si yo soy el Director de la Cátedra de Cine de Valladolid, dijo. Presurosos nos dirigimos a la Audiencia y en las gradas de acceso a la sala de proyección, a punto de apagarse las luces , le presenté a mi marido, se saludaron y el profesor de la Plaza se ofreció a ponerse al teléfono para colaborar, encantado, en todo lo que pudiese con el cineclub. Consecuencia de este encuentro sería que ya desde ese mismo año cuando en el mes de enero cierra la Audiencia por descanso del personal , se organizasen en la sala Gaya Nuño ciclos de conferencias organizados por la Cátedra de Cine de Valladolid con el privilegio de poder escuchar al profesor de la Plaza y a sus más directos colaboradores. Inolvidables son el ciclo sobre cine expresionista alemán y sus comentarios a “Nosferatu” y “El gabinete del doctor Caligari”.
6- JULIÁN DE LA LLANA Julián es esa persona educada, discreta, culta, que sabemos que está ahí pero que apenas se le nota. Yo lo conocía de la Asociación de Amigos del Museo Numantino, no había hablado mucho con él, sólo que lo veía, coincidíamos en las charlas del Museo, en las conferencias y conciertos del Aula Magna Tirso de Molina o en las excursiones de la Asociación; a veces leía alguna colaboración suya en la prensa pero poco sabía de sus conocimientos y afición al cine. Creo que fue él mismo quien al acabar una de las sesiones de cine en la Audiencia, Cuando salíamos por el pasillo central, se nos acercó y dijo algo así como : “Hola, yo soy un estudioso del cine, he hecho cursos sobre cine en la Universidad de Valladolid y me gustaría colaborar con el cineclub”. Así, de forma tan sencilla y tan clara Julián entró a formar parte del cineclub UNED. A partir de ese momento, en el segundo o tercer año de funcionamiento, él me sustituiría y sería el encargado de redactar introducciones, presentaciones, síntesis, avisos y comunicaciones pero, sobre todo, Julián ha sido y es la persona culta, especialista y formada que ha proyectado y respaldado la labor del Cineclub UNED en los medios de comunicación, tanto en radio como en prensa y televisión. Gracias a su gran tarea divulgadora las actividades del Cineclub han llegado a ser conocidas y valoradas por una parte importante de la sociedad soriana. Julián está implicado también en otras actividades complementarias del cineclub que se pasan en el Centro Cultural Gaya Nuño. Del testimonio gráfico de estos primeros pasos se ocupó Eugenio Lafuente.
7- UNED En la UNED de Soria la propuesta de crear o formar un cineclub pareció estupenda. Cuando Carmelo, ya profesor tutor de Economía en la sede de Soria le propuso el proyecto al Director del Centro Alberto Caballero, este vio una posibilidad de hacer más visible la institución de la UNED entre los sorianos. Parecía, hasta ahora, que la UNED era un coto cerrado entre unos cuantos profesores tutores y unos alumnos que aunque superaban el medio millar se encontraban dispersos y poco reconocibles en la sociedad soriana. La UNED siendo sede del cineclub podría ser conocida y accesible para un público más variado, y esa mayor presencia también podría ayudar a mantener y fortalecer las ayudas financieras de las que depende la UNED de Soria. Lástima que el salón de actos pensado en un primer momento como sala de proyección resultara pequeño y, además, de acceso un poco complicado para los sorianos. La Asociación Cultural formada principalmente por alumnos vio la oportunidad de incrementar sus actividades. A pesar de los intentos por organizar actividades complementarias de las tutorías capaces de romper el aislamiento característico del alumnado de la UNED, su vida no era muy activa. Yo recuerdo con agrado, aunque no la fecha, la excursión organizada por la Asociación Cultural a Covarrubias y a Clunia y, a la vuelta, una parada imprevista pero interesante en Espeja de San Marcelino para ver las canteras de mármol. Y en más de una ocasión he pensado, como profesora tutora de Geografía de la UNED, en la necesidad y casi obligación de organizar salidas al campo para observar formas de relieve, tipos de suelos, organización de tierras cultivadas, etc. pero debo reconocer que esa tarea siempre la he aplazado y hasta el momento sigue pendiente. Por tanto, la Asociación Cultural se mostró encantada de servir de marco base o soporte legal para la formación del CINECLUB UNED SORIA Decidida y decisiva fue también la colaboración de Rosi y Mª Fé, las conserjes de la UNED de Soria, quienes desde el primer momento se prestaron a tareas tan diversas como la venta de abonos al comienzo de cada temporada o el reparto de carteles por los lugares más estratégicos de la ciudad.
8- CARMELO Carmelo García Sánchez, así, completo, porque el apellido Sánchez es muy importante para él. Carmelo es listo, ágil, rápido. Si se propone algo, no hay impedimento suficiente que se lo impida. Le encanta, y se la da “de cine,” llamar a puertas, abrir despachos, saludar a unos, tomar café con otros, pedir favores a este, suplicar ayudas a aquel, zascandilear le digo yo a veces, una tarea que a mí me parece ingrata y que yo sería incapaz de hacer. Pero, hay que reconocerlo, tiene mucho mérito atar cabos, relacionar gentes, aprovechar contactos, controlar tiempos y hacer que cada año al llegar octubre empiece y llegue a buen puerto la programación del Cineclub UNED. Carmelo recuerda con frecuencia sus estudios de Bachillerato en el Instituto A. Machado. Allí , formando parte del grupo de teatro T.E.S. representó “La muerte de un viajante” de A. Miller de la que guarda un gratísimo recuerdo. Algún compañero siguió en Madrid los estudios de Arte Dramático pero Carmelo dice que ni por un momento se le ocurrió proponer en casa semejante utopía, así que preparó oposiciones y, tan contento, a trabajar al Banco de España. Otra intervención que recuerda con agrado fue la participación como extra a las órdenes de Sergio Leone en la película “Agáchate maldito” rodada en Medinaceli y en esa ocasión su intervención tuvo que ver también con un banco, pero no sé si para atracarlo o para defenderlo. Y pocos más alardes de juventud. Pero fue luego, mucho más tarde, cuando una serie de coincidencias hicieron renacer en Carmelo el interés por la interpretación, si no como actor, sí como impulsor de alguna actividad cultural relacionada con el cine. Había que echar mano del teléfono, mucho teléfono de cable cuando aún no utilizábamos los móviles. Primero sería llamar al cineclub de la UNED de Segovia para conocer el marco legal y organizativo, luego sería llamar a Roberto González para exponerle el plan y que él desde Madrid seleccionara al menos veinte películas para la programación anual, además de acompañarlas de una ficha con el comentario correspondiente , dando pié a reagruparlas formando una revista complementaria del ciclo de proyecciones. Había que visitar a Miguel Modrego encargado de Asuntos Sociales de Caja Duero; la entidad aceptó con agrado financiar la publicación de carteles, abonos y revista además de ceder el salón del Centro Cultural Gaya Nuño para las conferencias del mes de enero y otras actividades futuras. Y había que entrevistarse con Yolanda Martínez responsable del área de Cultura del Ayuntamiento de la capital que como entidad patrona de la UNED de Soria, dejaría el Palacio de la Audiencia para las proyecciones, claro que también había que negociar con los empleados para que el día de proyección recogieran y montaran la película, atendieran la taquilla, encendieran calefacción y mantuvieran la sala abierta y atendida hasta las doce de la noche. Quedaba por hacer otra parte importante, el diseño e impresión de carteles, abonos, revista y material publicitario y divulgativo, visitar la imprenta, comprobar colores, imágenes, diseños, ajustar los textos a las páginas de la revista para que ni sobre texto ni falte página (Para Roberto G. casi siempre es insuficiente). En estas tareas fue muy importante el interés y la dedicación de Grafical, esa modesta pero entusiasta imprenta de la calle Venerable Carabantes, y gracias a José Antonio y a Carmelo, de San Leonardo, y a un jovencísimo Roberto Peña, casi recién salido del Instituto Castilla y que más adelante se implicará en otro diseño posterior de la revista del Cineclub. Una vez recibida la selección de Roberto González hay que contactar por teléfono con las distribuidoras cinematográficas para confirmar que la película existe, que no se ha destruido, que la copia está en buenas condiciones, que la han de enviar en la fecha señalada que, a su vez, puede variar por cambios de última hora en la programación municipal de la Audiencia. Una vez confirmadas fechas con distribuidoras no es menor preocupación comprobar semanalmente que transportes Ochoa ha recogido la película correspondiente y la ha entregado en la Audiencia a tiempo para proyectarla. En fin, es muy meritorio hacer que la programación que Roberto ha preparado con tanta ilusión y esmero en Madrid llegue semanalmente, a través de la coordinación de Carmelo, a la contemplación y deleite de los numerosos abonados y aficionados al Cineclub UNED . Por ello, muchas felicidades a todos por haber alcanzado sin ninguna interrupción esta decimonovena edición. Ah, casi se me olvidaba, y por si alguno no se ha dado cuenta, Carmelo también es mi marido. Carmen Sancho de Francisco Carmen Sancho de Francisco, en nuestra web
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